Vida en tumbos

...La última vez que me sentí "perdida" leyendo un libro, suman varios años y era uno de Herman Hesse...
Y tuve que madurar mucho. Aunque no me refiero a esa madurez que viste de criterio y dejar de comportarme como escuincla... No, no, no... Me refiero a madurar de obligarme a sentir las letras, a buscar los significados de las palabras, a hilar coherentemente las frases.
Y entonces leí a Kafka y me atreví con uno que otro autor ruso.

Las preguntas de la vida... uuuffff, (¿hay alguna palabra que pueda superar esta expresión? Creo que no)... las tengo por montones, querido Savater.

Pero, pero, pero a menos de 45 páginas consumidas y conceptos como "dolor", "angustia" y la pregunta que hasta ahora más me ha gustado: "¿cómo podríamos, de veras vivir, ante la imposibilidad de morir"?, (algo así), puedo decirte algo, mi amado AJ: nunca me ha gustado la vida planita. No soy de grandes riesgos, (como aventarme de un "bongee" o un viaje en submarino), pero me gusta una vida de planes (donde quepa modificar, si es necesario), un despertar CREYÉNDOME que ese es el día pensado, los días de olor a pasto recién cortado, las noches con ruiditos de grillos en plena ciudad... una manera de vivir, no necesariamente que deje huella, sino más bien, una de esas llenitas de libros, de paseos, de música, de reflexión (no clavada), de amistades, de vino, ron, cerveza, de sentir el frío en todo el cuerpo y envolverme en el abrazo cálido de quien me ama, de festejos (sólo por festejar, sin motivo aparente)... 

Me gusta la vida que me hace vibrar, que me despeina, que me hace levantar los ojos al cielo y pedir un par de minutos más a las 24 horas... Por eso no me gustan los compases de espera, postergar, por eso, creo, mi poca paciencia.
Me gusta la vida con el reto del día a día, sus atorones y convencerme de poder.