martes, 31 de mayo de 2022

Historia 4 "E"...(Segunda parte)

Me tenían empinada sobre la cama, mi esposo me irrumpía la vagina desde atrás con mucho ímpetu apoyando sus manos en mi cintura, su verga entraba en su totalidad con tal brío que tenía que hacer un gran esfuerzo con mis manos en el colchón para no caer de bruces mientras chupaba el enorme pene de F. Nunca había mamado un miembro circuncidado y tenerlo en mi boca me causaba un frenesí exacerbado, le lamía el glande, los testículos y lo volvía a meter en mi boca hasta casi ahogarme, la saliva escurría entre mis comisuras y su verga. La excitación que me provocaba se traducía en impulsos que recorrían mi cuerpo hasta llegar a mi vagina y explotaban en contracciones inverosímiles a cada acometida de mi esposo.

 

Pasaban por mi mente las imágenes del cunnilingus que me acababa de hacer F y que devino en una deliciosa culminación. 

Después de que nos quedamos los tres impávidos en el sofá, me incorporé y me senté en el borde la cama, mi esposo se paró frente a mi con su falo en total erección, F se levantó también. Sabía que la felación era inminente, tragué saliva deseándola.

—Acércate —le indiqué a F, lo hizo y también se paró frente a mi. 

—Desnudate —ordené y apareció frente a mi su enorme pene circuncidado y erecto, a decir verdad, me sentí muy grosera e indecorosa cuando pensé “¡Mi Dios, lo que me tengo que comer!”

—¡Mámalas amor! —me dijo mi esposo y tomé ambas vergas con cada una de mis manos y las empecé a acariciar tirando de ambas de manera sincronizada, primero me metí a la boca la de mi esposo comiéndomela hasta la mitad y la saqué; acto seguido hice lo mismo con la de F y tuve que abrir más la boca, mi lengua saboreo su glande carente de prepucio. Fui alternando las mamadas hasta que mi esposo me metió la suya hasta el fondo provocándome espasmos esofágicos, la sacó, enseguida F introdujo la propia, me tomó de la cabeza y empujó hasta el tope, así continuaron haciéndolo hasta que casi me hicieron vomitar. Después de varios minutos sentía mis labios adormecido. 

Me levanté y me acabé de quitar le vestido, me tumbé en la cama y miré a F que se estaba colocando un condón, se encaramó en mí y me besó larga y apasionadamente, mientras nos besábamos yo miraba a mi esposo buscando su aprobación, sentado en la cama él nos miraba. Sentí la punta de la verga de F y como mi vagina iba ensanchándose hasta que entró totalmente, lo abracé por el cuello y oí como empezaba resoplar en mis oídos mientras me penetraba; su abdomen chocaba con mi coño a cada acometida, que cada vez se hacían más impetuosas, elevé mis pies entrelazándolos alrededor de su cintura con fuerza. Era inaudito que un desconocido me dijera al oído “mi amor” y mi esposo estuviera oyendo.

—Así mi amor, apriétame con fuerza, cómetela toda.

—¡Sii dámela Papito, clávamela, anda hasta el fondo! —sus movimientos se hicieron más impetuosos y sus bramidos en mis odios ya eran sonidos guturales, noté palpitar ese miembro circunsiso y sus contracciones que anunciaban su pronta eyaculación, cerré los ojos, se empezó a venir y me dejé llevar por mis propias convulsiones orgásmicas, sintiendo sólo su peso sobre mí, nuestros sudores mezclándose y el olor a sexo emanando de nuestro genitales.

Se quedó unos segundos inmóvil y me dijo muy bajito al oído sin que mi marido pudiera escuchar:

—Te amo E —Una sensación extraña pero placentera me invadió con sus palabras, me gustó el detalle.

—Yo también a ti mi amor — le dije igualmente susurrándole al oído para que sólo él pudiera escuchar. Comprendía que sólo eran palabras sin razón, pero en el momento daban ese dejó de ternura y compenetraban el placer físico con el sentido abstracto del sentimiento.

 

 Podía sentir el sabor de los sedimentos de su esperma en su falo, lo tenía erecto a mas no poder a pesar de haber dejado una cantidad enorme de semen en el condón.

Cuando F se bajó de mi J me puso boca abajo y me dijo que me colocara en 4, obedecí de inmediato, se puso tras de mi metiéndomela inmediatamente de un golpe hasta el tope, se encontraba muy excitado por lo que acaba de ver de la cogida que me había prodigado F. Con un ritmo febril me clavaba su miembro y me estaba llevando a tal delirio que succionaba la verga de F totalmente enardecida, la saliva escurría entre mis comisuras y su verga, con sus manos en mis cabellos él me guiaba para meterla hasta el fondo, sostenerla dentro o sacarla y lo lamiera. Los tres gemíamos o gritábamos, J me daba violentas nalgadas mientras me la metía y sacaba. La sentía caliente y palpitante dentro de mí, el placer que me daba era infinito. El chorro recorrió mi cavidad vaginal y la inundó, lo que hizo que quisiera comerme por completo la verga de F, abrí la boca y empujé mi cabeza hasta que la sentí en la garganta, no aguantó y dejó salir una cantidad increíble de esperma que me atraganto y me la tuve que comer mientras mugía con la boca llena. Mi esposo salió de mi y escurrió la leche por mis piernas, se tiró a un costado de la cama, liberé mi boca y F se acostó al otro extremo.

—Gracias mi amor, te amo —me dijo mi esposo con un gran suspiro

—Yo a ti muchísimo —le dije desde el corazón y aún sintiendo mi vagina palpitando

F se acercó a mi oído y me dijo con voz apenas perceptible —¡Te amo Grandota! —volteé hacia su lado y pronuncie las palabras para que las leyera de mis labios —¡Gracias también yo a ti mucho!

Ambos acariciaban mi cuerpo desde sus extremos, los senos las piernas, el vientre, los labios, incluso por instantes metían algún dedo entre mis labios. Yo sólo disfrutaba ya muy relajada, me hacían vibrar. 

Abrí las piernas. 

—Ven mi vida chúpame—le dije a mi esposo, siempre me han gustado sus mamadas y más ahora con la vagina sensible. Después de un rato le dije a F que le tocaba a él, mi esposo le cedió el lugar. 

—Tú ven aquí, déjame mamarte a ti y tú a mi junto con él —colocó su verga en mi boca y se inclino hasta donde ya F me metía la lengua. 

Los dos ya jugaban con mi vulva, mientras uno lamía alrededor otro me metía los dedos o la lengua y viseversa. Yo chupaba a mi esposo, presentí su eyaculación y la saqué para que me la echara en los labios, ya no fue abundante, F mientras tanto lamía mi cítoris haciéndome venir nuevamente, mis gritos llenaron la habitación.

—¿Quieres que te la mame para que te vengas? —le pregunté a F una vez que me recobré. 

Me dijo que no  que sentía muy bien ya, supuse que después de tanto ya no se le pararía y nos volvimos a recostar


—¿Te gustaría que te cogiéramos los dos al mismo tiempo, por delante y por detrás? —Dijo mi esposo

—Sería muy rico —Lo acompañó F

—Quizá sería excitante, pero esta vez no, será para otra ocasión que  intentemos, llevamos horas haciéndolo y me siento cansada —Le dije pensando realmente en dormir un poco y que quizá F se tenía que ir, había perdido la noción del tiempo y no sabía si ya iba a amanecer.

 

De pronto me di cuenta que ambos dormían ya. Todo había pasado a una velocidad vertiginosa, parecía que apenas hacia unos minutos veníamos en el auto, con mi miedo, el estómago temblándome y las piernas entumecidas. Pensaba en como F quizás dándose cuenta empezó a acariciar mi hombro que quedaba desnudo por los tirantes del vestido, me rozaba apenas tocándome con las puntas de sus dedos, subió a mi oído y acarició el lóbulo, empecé a disfrutar esas caricias. Mi esposo manejaba en silencio y sólo miraba de soslayo. F estiro un poco su mano y empezó a tocar mi pecho que dejaba ver el escote. Cerré los ojos dejando escapar un tenue suspiro, bajo un poco su mano y la metió entre el vestido y mi sostén, pensé en retirar su mano, pero no atiné a reaccionar cuando ya tenía mi pezón entre dos de sus dedos, así continuo hasta que mi esposo frenó a la entrada del hotel, me sentía húmeda.

Entramos a la habitación, lo primero que hace J es abrazarme por la espalda y besar mi cuello, F se para frente a mi y también me abraza, sus manos levantan mi vestido y me toma de las nalgas por debajo de la tanga, besa mi barbilla e intenta besarme en la boca, pero se tiene que estirarse para alcanzarme y yo levanto aún más la cara. Habíamos acordado que no habría besos en la boca y no lo dejo hacer. Ya quita sus manos de mis nalgas y mi esposo sostiene el vestido arriba de ellas y se restriega, F acaricia mi vagina por encima de la tanga y vuelve a intentar besarme.

—Por favor lávese bien las manos, y sus respectivos penes—les digo circunspecta

Cuando regresan del baño vuelven a posesionarse como minutos antes, y F vuelve al intento de besarme, como mi esposo no dice nada dejó que su boca encuentre la mía, le quedo alta así que me descalzo para que ya sin tacones quedemos en mejor posición, mete con avidez su lengua y yo correspondo ya excitada metiéndole la mía y nos trenzamos un lujurioso beso. J acaricia mis nalgas e introduce un dedo en el ano lo cual hace que yo muerda la lengua de F.

—Denme un segundo voy al baño —dice mi esposo y desaparece

Nos sentamos F y yo en el sofá para continuar besándonos, acaricia mientras tantos mis senos, baja el vestido por debajo de ellos y levanta el sostén, quedan liberados y deja de besarme.

—¡Que hermosos son! —Empieza a besarlos y a chuparlos, se queda casi pegado a uno de ellos, lamiendo y mordiendo mi pezón.

Su mano en mis piernas intenta separarlas, se las abro y sube su mano, baja la otra mano cuando libera mi pezón y las aparta aún más, llega a mi vagina y me vuelve a besar como cuando llegamos a la habitación.

 

No sé cuanto tiempo pasó, mi esposo dormía, yo sólo dormitaba remembrando todo lo sucedido. Sentí a F abrazarme.

—¿Me dejas metértelo por atrás? —Me dijo, otra vez apenas perceptible, mientras besaba y lamía mi oído.

—¿Por el ano?

 —Si amor

—¡Ohh! No lo sé, mi esposo duerme, ¿y si me duele?

—¿Entonces es un no?

Retiro la sábana y separo las piernas, alcanzo a mirar que su pene está ya dispuesto, “que aguante tiene este hombre y yo que creí que ya no” pienso

—Súbete y métemela fuerte, pero ponte condón —mi vagina ya está mojada y con restos de semen aún a pesar de las mamadas de ambos. Mi esposo duerme profundamente, el cansancio y el alcohol lo han sumido en un sueño profundo.

 

—¡Así corazón, fuerte, toda, cógeme soy tuya! —Es una delicia esta verga pienso mientras aprieto las piernas para venirme. Cuando siento que él va a eyacular lo paro y le digo que espere. Subo los pies a sus hombros.

—Quítate el condón, mete dos dedos en mi vagina, humedécelos y luego mételos en el ano uno por uno, muy despacio, ¡así mi amor!, ahora el otro muy despacio, ¡Ahhh!, muévelos en forma circular, ¡Que rico! Ahora vamos a intentar meter tu verga. Despacio, muy despacio, empuja un poco más, así así.

Mi ano va cediendo, cuando su glande logra entrar siento como si me fuera a reventar, pero a su vez el placer va creciendo, “nunca me he comido una tan grande por mi culito”

—Sigue empujándola, ya casi, un poco mas anda —ya siento el ano distendido y el dolor bastante aligerado. —¡Ahora si métela toda mi vida, Ahhh!

—¡Cógeme F, te regalo mis nalgas y mi culo es tuyo!

Me toma por la cadera y me levanta para empujar con más fuerza, cruzo mis piernas sobre sus hombros para sostenerme, la siento enorme, partiéndome y al choque de su estómago con mis nalgas profiero ruidosos alaridos, quiero que mi esposo despierte y vea como me está dando, pero él sigue perdido en el sueño.

—¡Fuerte cabrón méteme todo tu pedazo!

—¡Te voy a llenar de mocos todo el culo Grandota!

—¡Sii hazlo por favor, te lo suplico mi amor, lléname todo el culo, embárramelo!

Suelto el cuerpo y siento una serie de esfínteres descontrolados antes de que su leche salga, quiero apretar el culo, pero ya no tengo fuerzas, largos suspiros salen de mi pecho mientras él no para de cogerme. Derrama su esperma en todo mi recto, siento como se desliza caliente, él tiene los ojos cerrados y su cara desencajada, bramando me la sigue empujando para dejarme todo su viscoso fluido dentro.

Se queda inmóvil cuando se sale y me deja el ano temblando, palpitante y muy dilatado.

—¿Te gustó vida? —le digo con voz trémula —A mi mucho, me llevaste al cielo

—Que ricas nalgas las tuyas E, realmente son deliciosas y tu culo que rico manjar. Que suerte de tu esposo, te juro que estoy enamorado de ti Grandota.

—¿En serio? —le sigo el juego, sé que sólo es lujuria, le pregunto mientras siento su semen escurriendo desde de mi ano. —yo te amo F en verdad, me abraza y se queda dormido

Miro a mi esposo, a quien realmente amo, ¿qué pasará cuando platiquemos de esta experiencia?

 

viernes, 27 de mayo de 2022

Historia 4..."E" (Primera parte)

 

Tenía miedo, realmente estaba aterrada, así lo denotaban la tensión que sentía en el vientre y el entumecimiento de mis piernas. Mi esposo manejaba y F viajaba en el asiento trasero, ellos se veían tranquilos y hasta alborozados.

Hace un mes fue nuestro aniversario de bodas, pero por razones de nuestras ocupaciones decidimos celebrar hasta ahora. Se puede decir que hemos sido una pareja estable y feliz, claro con los altibajos que siempre existen en la convivencia diaria, nunca hemos dejado que la cotidianidad aniquile el cariño y la sorpresa de vivir el día con día. Como toda pareja, supongo, siempre hemos tenido fantasías en nuestros momentos eróticos, esas que dan condimento y hacen aflorar la lujuria domesticada, pero jamás hemos llevado a cabo alguna más allá de nuestras demarcaciones.

Soy una mujer madura, médico de profesión y como herencia familiar, pero sólo en las mujeres, mi cabello es casi completamente cano, así sucedió con mi abuela, con mi madre y con alguna prima hermana. A los 27 años empezaron a asomar mis primeras canas. Mido 1.83 mts., soy de complexión delgada. Me gusta nadar y lo hago regularmente todos los días. Tenemos un hijo que cursa la universidad y una hija que recién va a entrar.

Después de la fecha de nuestro aniversario y durante un escarceo amoroso, mi esposo me dijo al oído mientras me penetraba:

 —¿Por qué no hacemos realidad lo de estar con un tercero para celebrar nuestro aniversario? —muchas veces, y digo muchas veces que se pueden traducir en años, había sido una fantasía recurrente.

—Si quieres hagámoslo —conteste ingenuamente, sabiendo que cuando pasara el momento quedaría en el cajón de las ilusiones de “úsese cuando se necesite”, y pensé soltando una ligera sonrisa: ¿a nuestra edad?

Unos días después que llegué del trabajo él se encontraba en el estudio, entre y lo saludé con un beso:

—Siéntate un momento —platicaba por video llamada con una persona, acerqué el taburete y me senté a su lado —mira ella es mi esposa

— Hola E, mucho gusto, ¡que guapa que eres eh! —el tipo tendría alrededor de 30 años quizá, calculé

 —Tú esposo me ha contado de lo que desean hacer y pues por aquí coincidimos y si te parece bien me agradaría me tomaran en cuenta.

Sorprendida sólo atiné a decirle que lo platicaría con J, mi esposo, y ya tomada una decisión lo platicaríamos más en serio.

 

Sentada en el sofá sentía su boca succionado mi pezón, lo alternaba con ligeras mordidas alrededor de él, yo acariciaba su cabello mientras él tenía una mano entre mis piernas intentando separarlas. Era delicioso sentir y saber que un desconocido tenía mi seno en su boca, era electrizante el momento. Decidí abrir las piernas y su mano subió entre ellas acariciándolas. Por la mañana había recortado mi vello púbico casi al ras, pero no depilado, a diferencia de mi cabello este era negro, me gustó como se veía, lo observaba mientras me bañaba. Cuando terminé de ducharme me puse la tanga azul que me había comprado un día antes para la ocasión aún incrédula por lo que teníamos planeado para la noche.

Abrí las piernas su mano subió entre ellas...se acomodó y liberó mi pezón, bajo la otra mano y me abrió aún más, me dejé hacer, con la primer mano hizo a un lado mi braga y acarició suavemente mis labios vaginales, mientras lo hacia su lengua lleno mi boca en un beso apasionado como el que me había dado cuando llegamos a la habitación. Buscó y encontró mi clítoris que acarició sin dejar de besarme. Le mordí el labio inferior y el respondió de igual manera, mi lengua recorría sus encías y dientes cuando sentí dos de sus dedos entrado en mi vulva, empezó a moverlos circularmente y luego a sacarlos y meterlos. Me tenía batida y a su merced, bajo mi calzón y se colocó hincado entre mis piernas las cuales volvió a separar a grado extremo con ambas manos.

—Tienes un cuerpo exquisito y tu olor me seduce —alcanzó a balbucear antes de  bajar su cabeza hasta mi bajo vientre y empezar a lamerme, a morder suavemente mi clítoris para finalmente introducir su lengua hasta el fondo a veces junto con uno o dos de sus dedos.

Empecé a sentir devaneos, señal inequívoca que se acercaba un orgasmo. Se escuchó una puerta y abrí los ojos, era mi esposo que regresaba del baño donde se había metido gracias al alcohol que había ingerido, se acercó, lo miré con cara contrita y de estupor, mis labios se contraían, no podía abrir los ojos por completo, se me cerraban a cada mamada. F ni por enterado se había dado, el continuaba masturbándome a placer. En un momento que volví a abrir los ojos mi esposo se había bajado el pantalón y se acariciaba el pene mientras nos veía con ojos vidriosos.

Mis alaridos fueron estruendosos e inmisericordes con el silencio, con mis dos manos empujaba la cabeza de F hasta casi asfixiarlo contra mi vagina a un ritmo ya vertiginoso, él no dejaba de chuparme y en un momento dado sentí su mano casi completa dentro de mí mientras lamía y sorbía. Me desvanecí unos segundos jadeando, alcanzada ya por los espasmos del primer orgasmo hasta que sentí que se quedó quieto sobre mi vientre. Un gran chorro de semen cayó en mi cara sorprendiéndome, mi esposo se había acercado hasta ella sin que me diera cuenta eyaculando en la frente, los párpados desde donde escurría por mi nariz, en las mejillas y su último gran chorro procuró que cayera en mis labios del cual alcancé a sorber una parte. Cuando terminó se dejó caer en el sillón a un lado mío mientras F seguía entre mis piernas con su cara recargada en mi vagina y vientre.

 

—¿Es en serio? —cuestioné a J— Si que te lo has tomado a pecho ¡eh!, pero mi amor ¿a nuestra edad, ya con hijos adultos hacer este tipo de cosas?

Estaba un tanto asombrada que se hubiera puesto a buscar a alguien en las redes porque las usamos estrictamente para nuestro trabajo y lo esencial con la familia sin más, lo virtual queda fuera de nuestra realidad, preferimos los contactos e intercambios persona a persona, de viva voz.

—¿No se te antoja?

—No lo sé, como fantasía suena interesante, pero implica muchas cosas, durante muchos años sólo ha sido como un sucedáneo de pasión —sonrío

—Somos adultos, y como dices a estas alturas estamos más libres de prejuicios sociales y psicológicos ¿no crees?, además de que es otra manera de compartir la vida que tenemos —mil cosas pasaron por mi cabeza tratando de anular mi indecisión.

—Vale pues hagámoslo, pero habrá que buscar bien con quien, para encontrar al indicado con todo, incluso con nuestra manera de pensar y nuestros gustos —no podría negar que una oleada de nerviosismo mezclado con entusiasmo recorrió todo mi cuerpo

—Yo creo que lo he encontrado, desde aquella ocasión que te lo propuse he platicado con varias personas y éste último es agradable, es educado, tendrías que platicar con él y opinar para decidir.

Si platicamos en varias ocasiones y efectivamente era agradable, culto, educado, además de tener una plática amena. Le dije a mi esposo que estaba lista que eligiera la fecha, pero que tendríamos que dejar claro algunas cosas entre ellas; que si alguno se sentía incómodo lo terminábamos en ese preciso instante; que no habría celos ni dramas; uso de preservativo obligatoriamente; nosotros decidimos se es factible otro encuentro o ahí queda la experiencia; sólo los tres y nadie más.

J se puso de acuerdo con F en la fecha y así me lo hizo saber.

—Quedamos el viernes, nos veremos en el lugar que frecuentamos, y de ahí ya elegimos donde ir— El lugar que frecuentamos es un bar agradable y tranquilo, con música de dos o tres cantantes que amenizan el lugar.

—¡Prométeme que me vas a cuidar amor!

Me lo había dicho con dos días de anticipación y desde ese momento no dejaba de pensar, desde que ropa ponerme, como debía comportarme, sino me iba a ver muy vieja, etc. etc. Me compré un par de vestidos, ropa interior, zapatos y me corté el pelo. Uno de los vestidos me quedaba arriba de la rodilla y cuando me lo probé me gustó como me quedaba, pero llegué a pensar sino me vería ridícula. Cuando le mostré a mi esposo me dijo que estaba perfecto.

Cuando llegamos al lugar el ya se encontraba ahí, lo vimos y fuimos directo a su mesa, se paró y nos saludó, me dio un beso en la mejilla y pude sentir su agradable fragancia.

—¡Dios, si que eres alta, y que hermoso tu pelo! —El era un poco más bajo que mi esposo y que yo, pero era guapo y se veía más joven en persona.

Durante el tiempo que estuvimos en el bar no dejó de mirarme y de vez en cuando como si fuera un ademán natural ponía su mano en mi hombro o bien en el dorso de la mía que quedaba de su lado, yo dejaba que la acariciara. Nos fuimos relajando los tres y elegimos el lugar al cual iríamos. Después de algunas horas decidimos partir, lo cual hizo que los nervios hicieran presa de mí.

—Yo traigo coche, pero vivo cerca, iré a dejar mi auto y así nos vamos los tres en un solo vehículo

—De acuerdo aquí te esperamos, pero por cualquier cosa que suceda te doy mi número —dijo mi esposo buscando su teléfono en el saco —creo que lo olvidé en casa, ¿amor le puedes dar el tuyo?

—Si claro —le di mi número y como a los diez minutos llamo que estaba por llegar, salimos del bar y un par de minutos después ahí estaba, mi marido pidió el auto y partimos del lugar.

Tenía miedo…

Historia 4 "E"...(Séptima parte [1])

  L a sala de llegadas internacionales estaba con bastante tránsito, la gente iba y venía con equipaje o sin él. Las salas de los aeropuer...