jueves, 30 de junio de 2022

Historia 4 "E"...(Tercera parte)

 

Durante la comida recapitulaba los acontecimientos del día anterior, miraba a mis hijos y la vergüenza que pensaba iba a aflorar no fue tal, sentía lo que había pasado como en un mundo aparte, que no invadía mi vida, en otro tiempo y espacio, que como asíntotas jamás se juntarían.

Cuando terminamos de comer se despidieron y salieron a sus asuntos, quedamos en la sobremesa mi esposo y yo, se veía contento, pero sin comentar nada sobre lo sucedido.

—Me lo hizo por atrás —solté sin más, me miro boquiabierto y expectante, me di cuenta de que lo dije para excitarlo con cierta dosis de celos. —Yo quería que tu lo vieras, pero estabas profundamente dormido y no despertaste.

—¿Por el ano?

—Si —contesté apenas, mientras lo miraba reflexivo, llegué a pensar que se iba a enojar; no tan seguido nosotros teníamos coito anal.

—¿Y te gustó?

—Me gustó sobremanera, me lo hizo delicioso, su pene es muy sabroso y dejé que eyaculara sin condón dentro, y ahora mismo quiero que tú me lo hagas por ahí. —Sonrío, se levantó y tomó mi mano, nos encaminamos a la recamará.

 

Había pasado casi una semana de lo acontecido cuando mi esposo me dijo que tenía que viajar para ir una semana a la matriz en Suiza de la empresa para la cual trabajaba. Me entristeció no poder acompañarlo como otras tantas veces ya que tenía yo mucho trabajo programado en el hospital.

Un día después de que partió recibí un mensaje en mi teléfono móvil:

“Hola soy F, disculpa la molestia, pero tú número es el que tengo, y quería proponerles si quieren ir cenar, yo invitó pongan Uds. el día”

“Hola F, gusto en saludarte, la invitación tendrá que esperar ya que J se encuentra de viaje”

Me quedé un poco sorprendida, pero a la vez alborozada por el mensaje, y pensando traviesa en comentarlo con mi esposo en cuanto volviera.

Al día siguiente ya entrada la tarde, estando en la cafetería del hospital sonó mi teléfono:

—Hola, y de nuevamente una disculpa

—No te preocupes F, dime

—Te estaba escribiendo un mensaje, pero decidí mejor marcarte. Ya sé que J no se encuentra, pero ¿no te gustaría salir a cenar o comer, sólo para platicar un rato? ¿qué te parece?

—Jajaja ¿sólo a comer?, no seas tentador y lo sabes canalla. Lo siento en verdad no creo que sea prudente, quizá, y no lo sé, cuando regrese J lo comentamos.

Nos despedimos y por un momento la idea revoloteo en mi cabeza, pero tenía el día tan atiborrado de pacientes y una cirugía en puerta que mi cabeza se ocupó totalmente.

En la noche ya en casa y después de cenar con mis hijos, daba rienda suelta a imaginar lo que pasaría se aceptaba la invitación de F. Sería ya casi media noche cuando vibró el teléfono y leí el mensaje: “¿Qué has pensado, no aceptas?, sólo a comer te lo juro, inmediatamente contesté queriendo ser tajante; “No de verdad, por favor ya no insistas”. Tal vez el mencionar que no fuera tentador le dio pie para que insistiera, pero esperaba que ya no lo hiciera.

A la mañana siguiente viajaba al trabajo en un taxi, mi auto se lo había prestado a mi hija, cuando volvió a vibrar mi celular: “Es la última vez que te molesto si tu contestación es un no, sólo piénsalo”. Pensé en contestarle inmediatamente, pero algo me detuvo y guardé el celular. Ya en el trabajo pensaba en ello, en que si seguiría insistiendo; en el hecho de que tuviera mi número; en que sí pudiera ser una ligera tentación. Medité que si aceptaba y sólo comíamos podría poner fin a sus insistencias, en que se lo contaría a mi esposo…se me fue la tarde.

Vino a mi mente la frase célebre de que “para librarte de la tentación déjate car en ella”. Tomé el celular: “Acepto, sólo a comer, mañana puedo a partir de las 5 Pm.”, me contesto inmediatamente y nos pusimos de acuerdo para vernos en un restaurante de comida italiana.

Por la noche ya en casa pensaba en si debía contarle a mi esposo antes o después de la cita, estaba segura que no pasaría nada más allá pero no dejaba de inquietarme, casi no pude dormir. Por la mañana después de bañarme pensaba en que ropa usar. Me probé un top corto sin tirantes y de malla fina, me lo puse sin sostén y me gusto como se transparentaban mis senos, así lo dejé sólo porque me hacía sentir sensual, aposté por una blusa blanca y unos jeans ajustados, revisé varios zapatos y me decidí por unos de tacón alto, sonreí al pensar en la diferencia de estaturas. Al salir guardé mi bata, y los zapatos en el auto, calzándome los blancos de trabajo.

Cuando salí del hospital y ya en el auto me cambié los zapatos y me pinté los labios de rojo, nerviosa me dirigí al restaurante, llegué exactamente a la hora indicada, él ya estaba ahí, me recibió con un beso bien plantado en la mejilla.

—¡Qué guapa que estás!

—¿Tenías mucho tiempo esperando?

—No apenas 5 min., nos reservaron en la terraza.

Siempre me ha gustado la comida italiana, estaba deliciosa y el vino en su punto exacto. La plática se tornó amena, me cuestionaba sobre a que se dedicaba mi esposo y sobre mi trabajo, como nos habíamos conocido, sobre los hijos, etc. lo cual aligero mucho el encuentro. Me platico de sus actividades y algo que me sorprendió es que se había quedado viudo hacia apenas un año y meses, tenía una hija de escasos 2 años la cual le ayudaba a cuidar su mamá.

El tiempo se nos fue raudo, cuando nos dimos cuenta ya eran casi las 8 de la noche, le sugerí pidiera la cuenta.

—Gracias por aceptar la invitación —Me mira inquieto y un tanto apenado antes de preguntar —¿No quieres que vayamos a otro lado?

—¿A otro lado a dónde?, tenía curiosidad si ibas a preguntar al respecto —sonrío maliciosamente

—Pues a tomar un trago o a otro lado que tu propongas

—¿Qué yo proponga o que tú desees? Jajaja, quedamos que sólo a comer F y ha sido una muy buena tarde la que hemos pasado.

—Vamos por un trago para cerrar la noche

Sin quererlo siento que he humedecido mis bragas, cruzo las piernas mientras lo miro y me doy cuenta que me ha excitado su propuesta, mi mente divaga por espacios impensables hasta hace algunos días; el erotismo nubla de cierta manera la razón.

—Contéstame algo antes de responderte: ¿Por qué conmigo, te provoca estar con una mujer mayor que tú y además casada?, puedes salir con mujeres de tu edad.

—Mira al principio cuando empecé a platicar con tu esposo fue el morbo si, de conocer a una esposa dispuesta a hacer lo que hicimos, pero cuando te conocí aquel día en el bar, realmente me deslumbraste, la edad pasó a segundo término, cuando entraste acaparaste las miradas varoniles, alta, guapa, tu pelo, tus ojos azules, tu forma de vestir, realmente me impresionaste de una manera brutal, después cuando pude verte desnuda me volvió loco el color y la suavidad de tu piel, tu fragancia, sinceramente no podía creer que te tuviera para mí.

Sus palabras hicieron que sintiera cosquillas en la boca del estómago y la humedad entre mis piernas se sintiera fluir más.

—Mis ojos no son azules sino grises, y me hiciste que arribara a mi mente la canción “que veinte años no es nada que es febril la mirada jajaja. ¿Cuáles son tus expectativas?

 

—Pasar un buen rato con Uds. hasta que lo crean pertinente, aunque déjame aclararte que si puedo enamorarme de ti, pero cuando Uds. decidan se acaba.

—¿Tus expectativas conmigo?

—Pasar los momentos que puedas en una convivencia agradable para los dos, en todos los sentidos, sin invadir tu privacidad, cuando tú lo dispongas y sin causar problemas ni controversias.

El “cuando tu lo dispongas” me pareció erótico además de tierno y terminó por derrumbar mis reticencias.

—¿A dónde quieres ir?, piénsalo bien antes de responder

—A un hotel —Me mira expectante, lo miro, sonrío y tardo unos segundos en contestarle.

—De acuerdo vamos…

Historia 4 "E"...(Séptima parte [1])

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