martes, 27 de julio de 2021

No Vengas Aquí

No vengas aquí, pero si vienes,

Si claro, estaré aquí a menos de que salga

no toques el timbre si ves las luces apagadas

o escuchas voces

tal vez esté leyendo a Proust 

Charles Bukowski 






El silogismo del pretexto

 

A mí me fascina del cuerpo de los hombres su denuedo, ese ímpetu que sólo se manifiesta con la desnudez y no con la coraza con que suelen cubrirse, me encantan los brazos y el dorso, me gusta verlos caminar desnudos, es una imagen perfecta. De las mujeres me deleita el encuentro de sus aristas con las sucesiones (y asociaciones) de formas y la manera suave en que de éstas surge el encanto geométrico. La primera vez que estuve con una mujer quedé extasiada de recorrer todos los laberintos de su cuerpo, aunque el final no fue muy bueno ya que nos sorprendió mi hermana, era una amiga de ella. Tengo una especie de fijación, me gustan todo tipo de mujeres, pero las gorditas me excitan sobremanera, en mis momentos cachondos me gusta ver películas porno de gorditas. Otra animalia psicopatológica que me llega es que cuando estoy con un hombre que no sea AJ siento que le estoy siendo infiel, pero lo mismo no me causaba problema con D mi expareja, y por eso muchas veces prefiero los encuentros sexosos con mujeres, bueno esa es mi justificación, el silogismo del pretexto.

En mi familia cuando les dije que me gustaban las mujeres, después de que mi hermana me encontró con su amiga, pensaban que estaba loca de atar, ahora lo han asimilado, pero le decía a mi madre, en aquel entonces, que un día no se espantara si en lugar de andar o estar con un hombre lo hacía con una mujer. Al final no sé si pudiera llevar una vida con alguien de mi propio sexo, la verdad es que me encantan los hombres ¿una fijación del falo?, pues eso diría Freud.

¿Cómo haces cuando rompes con una mujer, antes de tener en la cabeza la inspiración? no sé de qué manera llamar a este asunto de unir, tristeza, nostalgia, gratitud, enojo, que da para escribirles y dedicarles escritos, borracheras, poemas, para sobrellevar ese pequeño o grande duelo, quizás no por la persona sino por el instante de la ruptura   

Cuando vivía en Holanda tenía un par de amigos gays, un buen día ellos me presentaron a un chico también gay, era guapo, pero más que nada era interesante, había estudiado pintura y escribía dos que tres cosas. De plática amena, conocedor de la buena comida, cocinaba de maravilla, pasábamos horas platicando, él me contaba de pintura yo le hablaba de México. Al paso de las semanas nos hicimos novios, yo no estaba segura pues cuando estábamos juntos me decía una y mil cosas de los chicos que veía caminar o pasar a nuestro lado, la primera noche juntos me confesó que nunca había estado con una mujer, sólo con hombres y que le gustaba ser pasivo, me sentí como maestra de jardín de niños. Vivimos un tiempo juntos, escasos 30 días, en los cuales se perdió el encanto, y las tardes de plática; sus manías y el hablar a todas horas de los hombres que le gustaban, o consideraba guapos desgastaron lo que en un principio se dio. Un día me dijo que le había gustado un tipo que conoció en una biblioteca, le guardé sus cosas y por la tarde le dije que se fuera a conquistar al bibliotecario...me preparó una pasta, compró una botella de vino, me dejó la mesa arreglada con una nota que decía "Gracias por ser la primera y única mujer en mi vida...".

El primer hombre del que me sentí enamorada realmente, aparte de AJ, y por el cual lloré, fue un chico al cual conocí en mi primer trabajo, yo sentía que era la protagonista de un cuento de hadas y que por su amor podría dar la vida y cosas de esas que ya saben cómo se dan, siempre estaba yo atenta a él, a sus gustos, aunque ni mínimamente fueran los míos. Un día me regaló una rosa, y en esa misma semana lo encontré en su auto con mi compañera de trabajo, no le reclamé, ni dije nada, sólo al día siguiente que llegó a buscarme le dije “vete a la chingada”. Renuncié al trabajo y me dije que jamás iba a volver llorar ningún pendejo; así que como sólo sería esa vez lloré a mares, se me acabaron las lágrimas;  nunca más lo he hecho, la rosa que me regaló por algún motivo se puso negra y tiesa, para recordar que no debía volver a pasarme algo similar me la tatué en el vientre…

Sólo porque sí

 

Ni siquiera reparé en su nombre... Me vale...
Sólo sé que me gustó, apenas, cruzó la puerta.
 
Es más joven que yo, pero tampoco me importa... Mi mirada se inundó de ese hombre.
Llegó vestido con unos pants que le daban un aire desenfadado y hasta desaliñado.
Huele a lavanda... Una loción que asocio con mi padre... ¡¡Qué imagen más perturbadora!!
 
Me puso ambos brazos alrededor de la cintura y me sentí diminuta en ese abrazo.
No es que sea muy alto... sabe lo que hace.
 
Sus labios buscaban los míos y me resistí al beso, hasta que sentí su mano firme coronando mi vagina, por encima de la ropa, aún.
Entonces lo besé yo... Un beso atrevido y lleno de sexualidad.
 
Aún me abrazaba y me recargó en la puerta, que hizo un chirrido tan fuerte, que pensé se había quebrado en dos...
 
Metió una de sus piernas entre las mías y subió su rodilla, hasta donde estaba su mano y la empujo con fuerza...
Mi vagina chilló de gozo y se mojó completamente.
 
Yo quería abrir los ojos, pero sus besos rápidos y profundos, me lo impedían...
 
Mis manos estaban sueltas y se posaron en sus nalgas... Unas nalgas firmes y carnosas, como las de una mujer.
El espacio entre nuestros cuerpos era tan breve, que por más intentos que hice para deslizarlas hasta su verga, no pude.
Él tuvo el control, entonces...
 
Sumí la pelvis, para separarme un poco y de un jalón me quite la blusa y le ofrecí uno de mis senos, para que lo chupara.
Él sonrió y mordisqueo apenas la aureola...
Cabrón... me encendió en deseos y lo obligué a meterse el seno completo en la boca... Empujé con fuerza mi torso hacia adelante, para no darle oportunidad a que se despegara...
 
Masculló algo que no entendí y me volvió a valer madres...
Le dije, entonces, que estaba ahí para complacerme.
 
Parece que a todos los hombres les excita de más eso, porque, él respondió con ímpetu y mamó... mamó hasta que sentí irritado el pecho.
 
Fuimos a la cama y con habilidad, me quitó el pantalón y las bragas... Bragas que compré especialmente para esa noche.
Paseó con caricias muy suaves sus dedos por la orilla de mi vagina... Tan hinchada estaba ésta y el clítoris, que parecía un pene diminuto... Pareció hacerle gracia y gustarle, porque lo jalaba y yo disfrutaba... Se inclinó hacia adelante.
Algo dijo de mi olor, pero no le puse atención... Sólo sé que le fue agradable.
No estaba segura de que me besara, porque esas caricias me estaban gustando mucho y no quería que terminara.
Pero de repente, su lengua caliente, se hizo una sola pieza con mi clítoris y lamiendo, chupando, besando, me provocó un orgasmo casi rudo.
 
Sus manos sostenían mis muslos en una posición casi grotesca... Metió uno de sus dedos medios en mi culo y mis propios gemidos, me parecieron las de una gata en celo.
 
Yo intenté acariciarme a mí misma los senos, pero me distraían sus caricias, su dedo en mi culo y querer volver a besar sus labios...

viernes, 9 de julio de 2021

Historia 3..."C" (Sexta Parte)

 A las 7:00 Pm. salimos del hotel para dirigirnos al lugar que nos recomendaron para tomar algo y bailar. El ascensor tarda un poco por lo que digo a S que bajemos por las escaleras. Suena mi teléfono y contesto, es mi esposo.

-Hola amor ¿Cómo estás?..si tengo el vuelo de regreso mañana a las 5 de la tarde, estaré llegando como a las 7:00, pero en lo que bajamos y recojo el equipaje yo creo que 7:30 estaré saliendo…¡Te extraño mucho!

Me percato al caminar que me duelen las nalgas y el ano, S me dejó esa sensación de aún sentirlo dilatado.

-Si, te veo en el aeropuerto, quiero abrazarte y comerte a besos…hasta mañana mi amor- siento cosquillas en el estómago, me siento excitada, sensual; escuchar a mi esposo y recordar la cogida de medio día además del agradable calor de la tarde, me hacen sentir la voluptuosidad a flor piel.

Llegamos, subimos por una ancha escalera, el bar se encuentra en el primer piso, es amplio y agradable. La pista se encuentra en medio rodeada de mesas y en la parte frontal a la entrada está el estrado donde se encuentra el grupo. En él área donde están las mesas la iluminación es muy tenue lo cual le da un aspecto acogedor, contrario a la pista de baile que se encuentra mucho más iluminada.

Nos dan una mesa en la parte este del salón en el extremo contrario donde está el grupo. Aún hay poca gente, pero el ambiente es ameno. Pido un par de tragos y unos bocadillos de botana, S está renuente a tomar, pero le insisto que no puede dejar a una dama bebiendo sola. Lo saco a bailar y efectivamente tiene dos pies izquierdos, pero lo intenta y es divertido pues no se amedrenta ni le da pena. Definitivamente me gusta S, y pensar en todas las cogidas que me ha puesto mientras bailamos me pone cachonda. Siento el roce de mi vestido en mis senos sin sostén y como los pezones se yerguen a cada vuelta en el baile, si definitivamente me gusta provocarlo y llevarlo al extremo del deseo.

Una hora después de nuestra llegada el lugar ya se encuentra lleno, la plática con S se ha tornado bastante amena, de ser un casi desconocido al inicio del viaje ahora permea la confianza que hemos adquirido en la cama.

El mesero se acerca con una pareja y nos pregunta que, si podemos compartir la mesa en lo que se desocupa alguna otra para ubicarlos, volteo a ver a S y me hace un mohín de desaprobación, igual pienso en decir que no pero también que vamos a estar bailando la mayor de tiempo y accedo antes de que él se niegue. Ella es joven y bonita, delgada y de lindos ojos, el se ve mayor que ella y sin ser demasiado guapo se mira atractivo. Se sientan nos saludan, devolvemos la cortesía y seguimos nosotros en nuestros asuntos; nos paramos a bailar y regresamos a la mesa continuando en nuestra conversación sin prestar mayor atención a ellos. Me levanto para ir al baño, cuando regreso jalo la silla para sentarme y en el intento rozo sin querer la pierna del sujeto con mi rodilla, me siento y mi pierna queda por un momento pegada a la suya la cual retiro inmediatamente. Después de unos instantes siento su  pierna  que se pega a la mía, volteo a verlo y él platica disimuladamente con su acompañante, pero no la retira, pienso en quitar la mía. Estoy segura de que ha pensado que él choque con él al sentarme fue a propósito, no hay necesidad de quitar mi pierna ya que en ese momento S me saca a bailar, cuando regresamos y me siento él vuelve a juntarse conmigo, estoy excitada por lo inesperado de la situación y contra la razón me quedo quieta esperando su reacción, mueve su extremidad rosando mi rodilla, retiro un poco la mía pero el vuelve a buscar juntarse, lo dejo actuar y la mueve con mas intensidad sobre la mía, hago lo mismo y en un instante dado estamos frotándonos, la penumbra permite que dichos movimientos pasen desapercibidos. Él no deja de platicar con su chica ni yo con S pero nuestros muslos ya se restriegan vigorosamente, nos detenemos sin separarnos; me siento mojada y abro las piernas, volteo a mirarlo levemente y noto apenas que él ha puesto su mano sobre su muslo, la perversidad ya me aconseja y bajo mi mano sobre la suya, la tomo y la pongo en mi rodilla, se queda inmóvil al sentir mi piel, lo guío por todo lo largo de mi entrepierna hasta casi la ingle, suelto su mano y dejo que me siga acariciado mientras imagino la erección que debe tener, después de un rato la tomo nuevamente y la retiro, me levanto para ir al baño, intenta seguirme pero con un gesto le hago saber que no. En el baño me aparto las bragas y regreso a la mesa, en cuanto me siento el vuelve a pegar su pie y coloca su mano nuevamente en mí, con un movimiento suave, pero sin despegarme de él se la retiro, sólo deja su muslo restregando el mío. Tomo la mano de S y la coloco en mi pierna, me acerco a su oído y le pido que me acaricie hasta arriba; lo hace y se percata de que no traigo calzones; con sus dedos acaricia mi vulva e introduce un dedo levemente; contengo un suspiro y lo retiro; tomo la mano del vecino de mesa y la vuelvo a colocar en mi rodilla, ni tardo ni perezoso llega hasta mi entrepierna y abre mis labios vaginales. No se cómo puede estar incólume platicando como si nada con su chica, yo me encuentro ya en un estado alterado de tal manera que tomo la mano de S y sin mediar consecuencias la llevo hasta el punto donde se encuentra la otra, se sorprende bastante al sentir que ya me hurga la mano del extraño, pero sostengo su mano y lo fuerzo a que no la retire; hace un lugar con los dedos del otro, yo aprieto las piernas con ambas manos masturbándome…

La chica se levanta para ir al tocador, quedamos solos sin decir nada, aprovecho para apuntar en una servilleta el hotel y el número de habitación donde nos hospedamos, le pido a S que solicite la cuenta. Los tres nos miramos, pero nadie articula palabra alguna, le doy al tipo la servilleta junto con mis bragas antes que regresa su chica. Nos traen la cuenta en el momento que ella está regresando, pagamos y nos levantamos con una despedida fría.

-Hasta luego y que la sigan pasando bien- digo a manera de despida.

Bajamos S y yo sin hablar, ya en el coche me dice S entre circunspecto y molesto

- ¿Estás segura C?

-Si tú no quieres no, yo lo hice pensando que te iba a excitar, tú dime

-Lo que hiciste me dio muchos celos, pero si me excitó, si tú estás segura hagámoslo…

El taxi llega al hotel, son las 2.27 am…

jueves, 8 de julio de 2021

El Boiler

 


EL BOILER.

Carlos Arellano

Están ciegas las ventanas
y alto el techo,
el invierno se ha quedado a residir,
de mi ronco pecho
salen bluses, risas, gritos
y no dejo el rito de limpiar y sacudir.
Todas las mañanas se la miento al boiler
y de paso a ese que hace días se fue,
no es posible que ninguno de los dos malditos
sean capaces de entibiar a una mujer.
A una mujer, a una mujer, a ésta mujer.
 
Duermo sola con mis cristos, mis protectoras
mis chamanas que se hacinan en la pared,
paso semanas sin un clavo en la bolsa
milagrosa cosa ésta de negarse a caer.
Mejor fumo el humo de la risa loca
mejor bebo el anís de la felicidad
mejor este blues que nada en la boca
mejor esta luz que la obscuridad.
Que la obscuridad, que la obscuridad,
que la obscuridad, que la obscuridad.

Historia 4 "E"...(Séptima parte [1])

  L a sala de llegadas internacionales estaba con bastante tránsito, la gente iba y venía con equipaje o sin él. Las salas de los aeropuer...