Ni siquiera reparé en su
nombre... Me vale...
Sólo
sé que me gustó, apenas, cruzó la puerta.
Es más joven
que yo, pero tampoco me importa... Mi mirada se inundó de ese hombre.
Llegó vestido
con unos pants que le daban un aire desenfadado y hasta desaliñado.
Huele a
lavanda... Una loción que asocio con mi padre... ¡¡Qué imagen más
perturbadora!!
Me puso ambos
brazos alrededor de la cintura y me sentí diminuta en ese abrazo.
No es que sea
muy alto... sabe lo que hace.
Sus labios
buscaban los míos y me resistí al beso, hasta que sentí su mano firme coronando
mi vagina, por encima de la ropa, aún.
Entonces lo
besé yo... Un beso atrevido y lleno de sexualidad.
Aún me abrazaba
y me recargó en la puerta, que hizo un chirrido tan fuerte, que pensé se había
quebrado en dos...
Metió una de
sus piernas entre las mías y subió su rodilla, hasta donde estaba su mano y la
empujo con fuerza...
Mi vagina
chilló de gozo y se mojó completamente.
Yo quería abrir
los ojos, pero sus besos rápidos y profundos, me lo impedían...
Mis manos
estaban sueltas y se posaron en sus nalgas... Unas nalgas firmes y carnosas,
como las de una mujer.
El espacio
entre nuestros cuerpos era tan breve, que por más intentos que hice para
deslizarlas hasta su verga, no pude.
Él tuvo el
control, entonces...
Sumí la pelvis,
para separarme un poco y de un jalón me quite la blusa y le ofrecí uno de mis
senos, para que lo chupara.
Él sonrió y
mordisqueo apenas la aureola...
Cabrón... me
encendió en deseos y lo obligué a meterse el seno completo en la boca... Empujé
con fuerza mi torso hacia adelante, para no darle oportunidad a que se despegara...
Masculló algo
que no entendí y me volvió a valer madres...
Le dije,
entonces, que estaba ahí para complacerme.
Parece que a
todos los hombres les excita de más eso, porque, él respondió con ímpetu y
mamó... mamó hasta que sentí irritado el pecho.
Fuimos a la
cama y con habilidad, me quitó el pantalón y las bragas... Bragas que compré
especialmente para esa noche.
Paseó con
caricias muy suaves sus dedos por la orilla de mi vagina... Tan hinchada estaba
ésta y el clítoris, que parecía un pene diminuto... Pareció hacerle gracia y
gustarle, porque lo jalaba y yo disfrutaba... Se inclinó hacia adelante.
Algo dijo de mi
olor, pero no le puse atención... Sólo sé que le fue agradable.
No estaba
segura de que me besara, porque esas caricias me estaban gustando mucho y no
quería que terminara.
Pero de
repente, su lengua caliente, se hizo una sola pieza con mi clítoris y lamiendo,
chupando, besando, me provocó un orgasmo casi rudo.
Sus manos
sostenían mis muslos en una posición casi grotesca... Metió uno de sus dedos
medios en mi culo y mis propios gemidos, me parecieron las de una gata en celo.
Yo intenté
acariciarme a mí misma los senos, pero me distraían sus caricias, su dedo en mi
culo y querer volver a besar sus labios...
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