miércoles, 27 de septiembre de 2023

Olivetti Azul

Todo por una frase que me dijeron, ("estás a punto de entrar a la segunda mitad de tu vida"...),
hoy es de esas tardes de nostalgia. De sentir en los huesos, eso sí, que estoy a punto de entrar en otra etapa de la vida...

Tan nostálgica me siento, que revolví cajones, desacomodé muebles, hasta encontrar una cajita de cerillos, para encender mi cigarro, como lo hacía antes, (ese antes de ser más joven, ese antes de los encendedores que costaban casi lo mismo que la cajetilla de cigarros, -y de ahí que fuera más fácil y barato, tener cerillos por todos lados-, ese antes de tiempo amargo y dulzón)... nostálgica, te digo...

 Y ya bien armada con mi cigarro, empecé a escribir... ¿De qué quería escribir?
¡Rayos!, es que me distraje pensando en mi primera máquina de escribir, una Olivetti semiautomática, color azul celeste, (¿recuerdas el juego de los listones? La cantidad de colores que uno se inventaba, caray... ¿Y el juego de las cebollitas? Qué fuerza debías tener en piernas y brazos, para que no te arrancaran al compañero de enfrente...) ... uy, perdón, decía algo de aquella máquina de escribir, que no era mía nada más, porque tenía que compartirla con mi hermana y con mi hermano, y con una mamá que a veces escribía recetas de cocina, que nunca preparaba, en realidad. ¡Ah, pero cuando era mi turno, ese taka-taka de las teclas firmes, se escuchaba hasta la esquina!
¿Qué cómo lo sé? Porque a veces escribía mirando por la ventana y la gente, (chiquitita desde el cuarto piso de mi departamento), caminaba volteando a todos lados, tratando de distinguir de dónde venía el sonido... aunque también puede que haya sido que se cuidaban de los pelotazos de un montón de niños jugando en las calles, o los alteraban los cláxones de un cruce de 4 calles que se encontraban en un punto, o quizá buscarían a quién saludar. Porque era una época en que sabías el nombre de tus vecinos, el nombre de la señora de la tienda, el nombre del señor que recogía cada 2 ó 3 días la basura... mmmh, nostálgica te digo...

 Y, ¡bueno! ¿de qué escribir? ¿De la segunda mitad de la vida? ¿De cuando escribía sin fumar? ¿De mis hermanos? ¿De la vieja Olivetti azul? ¿De mi niñez? ¿De cuando empecé a fumar? ¿De mi colección de encendedores?
...¿De qué iba a escribir?...

 ¡Rayos, se me ha consumido el cigarro en el cenicero, sin haberlo probado!

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