Hey, Tonight

Estas noches, que en su silencio, su oscuridad y su soledad, dan para tanto...

Tengo miedo. De esos que me daban de niña, porque no entendía lo que pasaba, porque eran por problemas tan reales como los ruidos abajo de la cama, (o los exámenes escolares, cuando tuve edad), de esos miedos que sólo se aquietaban con la ternura de un cuento leído... Mi Ma' nunca fue de inventarlos, pero tenía una colección, que si no mal recuerdo se llama (o se llamaba) "Cuentos infantiles". Eran 15 ó 20 volúmenes, con pastas gruesas color amarillo bajito, ilustraciones hermosas y un papel brilloso.

Mi Ma' se sentaba en la orilla de la cama y leía. Como se lee el periódico o una receta de cocina. Nada de inflexiones de voz o efectos especiales. Pero tranquilizaba mis miedos.

Nunca fui precisamente de princesas que necesitarán ser rescatadas... pero me encantaban sus vestidos, sus peinados e imaginaba vivir en sus castillos, (aunque trasladaba a esas paredes de piedra, las fotos modernas que había en las paredes de mi casa, la TV Philco que coronaba la sala y un sofá color naranja que desde mis primeros años, estuvo en casa... mi castillo modernizado!!). Me gustaban los cuentos que tenían que ver con animalitos. Lloraba o reía cada vez, como si fuera la primera vez, que mi Ma' leía. Y cuando aprendí hacerlo por mi cuenta.

Aún me gustan.
Ya sabes, cosas como "El príncipe feliz" o "El sastrecillo valiente".
Y aún lloro o río.

¿Cómo puedo hablar de esos recuerdos cuándo tengo tanto miedo?
Es neurosis. Creo.

Quizá también es porque ahora me invento mis propios cuentos para tratar de desvanecer mis miedos.

A veces funciona. No hoy…supongo que hasta mañana que llegues y me beses.
Confesado.