Era como lo había imaginado su piel con un color uniforme, suave muy suave, su pulcritud y ese olor que irradiaba sensualidad, tenerlo desnudo en mi cama y contemplarlo era algo extraño e incierto, no quería moverme para que el instante siguiera siendo sempiterno. Sin embargo tendido boca abajo invitaba a acariciarlo, besé sus hombros, su cuello, mis manos se deleitaron con su espalda, lamí desde su nuca hasta el nacimiento de sus nalgas, apenas y se movía, abrí ligeramente sus nalgas con mis manos e introduje mi lengua entre ellas deslizándola delicadamente. Deje que su olor a sexo me inundara, solo cuando pase mi lengua por la parte posterior de sus testículos emitió un ligero quejido, realmente era exquisito sentir esa piel rugosa en ella, en mis labios y saber que le pertenecía a él. Giró, me miró y sus ojos al posarse en mi hicieron que mi vientre temblara, se sentó y me besó, su lengua empezó a jugar con la mía mientras su mano acariciaba alrededor de mi vulva. Jugó con mis labios vaginales y acarició mi clítoris, escurría y sentía como mojaba su mano, metió los primeros dedos, dejó de besarme y se retiró hacía atrás, me pidió que abriera las piernas y mientras metía y sacaba sus dedos su lengua besaba alrededor y absorbía mi humedad, el placer era indescriptible. Sin quitar sus dedos lamió por debajo de ellos y sentí su lengua tibia en mi culo…desperté y podía sentir su piel en mis manos, miré el reloj marcaba las 6:00 am tenía que levantarme para el trabajo, la cama aún olía a él…pensé si habría sido posible que manara de mi sueño.
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