Resulta que suena mi teléfono celular y una voz muy amable, pero gangosa y algo chillona, (¡¡claro que se puede, yo la oí!!) y me dice:
- Señorita Danó, buenas tardes...
- Bastarrachéa, mi primer apellido es Bastarrachéa...
- ¡Ah!, disculpe... bueno, le decía... (¿notan que omitió, de plano, mi apellido?)... le hablo de Telcel, pues uno de nuestros objetivos es estar cerca de nuestros clientes y que sepan que cuentan con nosotros... (¿dónde están cuando de verdad los necesitamos?, es decir, cuando fallan las líneas... o sea, casi siempre)... nuestro objetivo primero es que usted sienta que está en buenas manos, con el líder de la telefonía celular en México... (bla, bla, bla y de repente si-len-ci-o)...
- Si, dígame...
- ¡Ah!, disculpe es que de repente dejé de escucharla... (¡aaaah!, ¿y qué sintió?, ¿se sintió pérdida?, ¿relegada?, ¿defraudada? Justo eso siento yo, cuando hablo por el celular, ¡bueno! sólo por un momento, porque después lo que siento es molestia, claro)... Le decía que queremos que usted sepa que está en buenas manos y con el líder de la telefonía celular en México...
- Si... ya lo dijo...
(Silencio otra vez, supongo para volver a la compostura, pues mi “ya lo dijo” no fue exactamente conciliador. Me la imagino contando: 1, 2, 3, 4...)
- Bueno, ¿ya le cambiaron su equipo celular?
- ¿Perdón?
- Le pregunto si ya hizo el cambio de su equipo celular... (¡qué poca paciencia de ella, qué poca la mía...!)
-Si y no, (fue una gran respuesta, desafortunadamente sólo entendida por quien ha pasado por situación similar)
- ¿Cómo?
-Pues es que acabo de contratar con ustedes, hace apenas 3 meses, entonces, mi equipo es nuevo, nuevito.
- ¡Ah!... (¡Oh-oh!, fue mi expresión, ¿líderes?, ¿buenas manos?, ¿confianza?), - ¿en qué fecha contrató?
-No lo tengo claro, pero debió haber sido por ahí del 8 ó 9 de enero...
- ¿Y cuándo se le vence su plazo forzoso?
- Hasta el 8 ó 9 de enero del 2024, señorita...
- ¡Ah!... (¡¡Uuuuy, qué escalofrío sentí!!), ¿contrató por un año?
- Sí, es el mínimo que ustedes manejan, forzosamente, ¿no?... (sólo un tonto no notaría la burla en mi tonada...)
-En efecto... lo que no entiendo es por qué mi base de datos dio su nombre... (menos lo entiendo yo, pero si yo tuviera que expresar esa duda, sonaría más profesional que usted, lo garantizo). Bueno, si me permite, voy a checar ese detalle y nos ponemos en contacto nuevamente.
- Yo se lo voy ha agradecer. No sabe cuánto. Ya me dejo usted un poco, (algunos montoncitos de "poco", francamente) preocupada.
- N-no, no tiene de qué preocuparse... (tartamudeo... el siguiente paso será un atragantamiento, seguro)... e-el problema es de-e nuestras bases de da-datos...
-De hecho, creo que sí tengo que de preocuparme... en las bases de datos están toooodooooos los datos, incluidos los personales, registro de llamadas, cortes, montos, pagos... ¿y me dice que no tengo de qué preocuparme?
Glup, el anunciado atragantamiento...
- Bueno, sí, pero no necesariamente... o sea... no en la parte que yo estoy viendo...
- Pues no me siento menos intranquila...
- Deme por favor (¡por favor!, ¿o sólo a mi me sonó a suplica?) unos minutos y me vuelvo (así, y la que se volvió, o re-volvió del estómago, fui yo)... a comunicar con usted.
- Ok. Espero su llamada... (y la esperaré, por supuesto).
Han pasado varios días desde entonces y mi adminículo telefónico sigue en silencio y mi pavor en aumento...
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