Discontinuidad Infinitesimal
Miércoles por la mañana. recibo una llamada de mi esposo donde me indica que al día siguiente tendrá que viajar al sureste del país a realizar un par de auditorias y que regresará el martes.
— ¿Crees que puedas pedir el día para que me lleves al aeropuerto y desayunar para despedirnos? —me pregunta de una manera que suena dulce y no me puedo negar.
— Claro que si amor, ahora mismo avisaré y dejaré todo preparado acá.
De alguna manera su viaje, como de manera providencial me ha sucedido en otras situaciones similares, me dio la oportunidad de atender servicios que había negado un día antes, ahora podría organizarlos de buena manera, uno era con D y otro con un cliente nuevo el cual me había llamado el martes, el universo confabulaba nuevamente a mi favor.
El trabajo en la oficina durante estas dos semanas había sido arduo, no había visto a A desde que estuvimos en su casa; sólo una llamada para decirle que estaba saturada de trabajo y un mensaje posterior para lo mismo, me envío varios mensajes que no contesté, tenía cierto enojo con él sin saber exactamente por qué, quizá su valemadrismo o bien el que nunca me cuestionara mi actuar y que a la vez daba pie para que yo no lo cuestionara a él, contradictorio lo sé y quizá hasta infantil.
Sólo había atendido a un par de individuos durante estas dos semanas, además de que mi esposo estuvo llegando temprano todos los días a casa. ¡Siendo sincera extrañaba un chingo A!, tanto que un día en la noche me encerré en el baño a llorar llena de coraje, pero conmigo.
En la noche que llegó mi esposo, ya estaba yo en casa, me sentía rendida. Durante la cena me contó los pormenores de su viaje, y nos fuimos a dormir. Al día siguiente tenía que estar en el aeropuerto a las 11:00 am. Durante la noche me estuvo toqueteando, pero yo no respondí, el cansancio me ganaba, en otra circunstancia inmediatamente hubiera actuado para coger. Sin embargo, apenas amanecía él insistió, ya más descansada me desperté e hicimos el amor hasta que nos dio la hora de alistarnos. Estuvimos cerca de dos horas cogiendo desesperadamente.
Después de dejarlo en el aeropuerto hice un par de llamadas una a D y otra al nuevo que había solicitado mi servicio, me quedó pendiente marcarle a A, tenía cierto temor de marcarle
— Hola D, ¿cómo estás?, de lo que me habías solicitado podría hoy a la 1:00 pm. más o menos ¿pueden?
— Viene perfecto mi hermano sale en una hora de la escuela, como te decía es su cumpleaños y quiero regalarle su primera cogida y pues con nadie más seguro que contigo.
— ¡No dejas de ser un pervertido!, apenas hace dos semanas estuvimos con tu amigo, y a todo esto ¿qué edad tiene tu hermano?
— Cumple 18 por eso la celebración, lo de hace dos semanas no era algo especial sólo por gusto, y esto si flaca.
— ¡No juegues D es un niño!, que tal que me acusas de corrupción de menores.
— Jajaja ¿cómo crees?, además ya desvirgaste a uno de 20, y mi hermano ya es 18 años y un día mayor de edad.
— En serio, me da cosita con alguien tan pequeño, pinche D tan trastornado.
— Bueno ya decide bonita, se está haciendo tarde.
— De acuerdo, pero no creo alcance a llegar hasta donde me indicaste, nos vemos en el hotel de patriotismo en hora y media. Me avisas para saber en qué habitación estará tu hermano.
Hablé con el nuevo cliente y lo cité en el mismo hotel a las 6:00 pm., ahora venía lo más importante, las piernas me temblaban, pero respiré e hice de tripas corazón.
— Hola, ¿cómo estás? A que debo el milagro de tu llamada —me contesto A del otro lado del teléfono.
— Buen día amor, aquí ando arreglando varios asuntos, ¿tú que haces, vas a ir la cantina?
— Acabo de terminar mis clases y me dirigía a jugar un partido de basquet con mis alumnos, van de por medio las tortas —eso me encanta de él la sencillez que hace de sus días, aunque se le venga el mundo encima
— ¿Quieres que nos veamos ahí?, sólo que llegaría un poco tarde quizá a las 9:00 pm., y otra cosa amor, si tú quieres puedo quedarme contigo todo el fin de semana.
— ¿Tus múltiples actividades te van a dar un espacio?, es broma —y río de buena gana —me parece muy bien tengo muchas ganas de verte, aunque parezca que tú a mi no.
— No seas tonto me comen las ganas.
Atendí al hermano de D, y cuando terminamos me di un baño, me enfundé nuevamente el vestido que había pasado a cambiarme a la casa después de dejar a mi esposo en el aeropuerto. Tenía agujeros por los costados, sólo unidos por pequeños hilos y me quedaba apenas unos centímetros por debajo de las nalgas. Bajé un piso, toqué la puerta de la habitación.
Llegué al bar pasadas las 9:00 pm., A no estaba.
— Buenas noches licenciada, ¿qué milagro que nos visita?, me dijo el mesero con una agradable sonrisa.
— Pues ya ves, ya los extrañaba —me ofreció la silla y les pregunté por A.
— Acaba de salir a dejar a MI a su auto, no debe tardar, ¿la conoces?, ha venido un par de veces.
— No la conozco —contesté seria y llena de celos
No alcanzaron a contestarme nada porque llegó A en ese momento, me saludo efusivamente con beso en la boca, estaba encabronada y le espeté quedamente la pregunta:
— ¿Te andas cogiendo a esa pinche vieja?
— ¿A MI?, para nada no es así —Me calme y ya no dije nada, la noche tomó su curso, y los tragos se sucedieron con singular alegría, tomé casi a la par de ellos, lo que nunca había hecho. Cuando nos despedimos y ya en el coche me volvieron a asaltar los celos, pero no dije nada.
— ¿Quieres que te cuente que hice hoy?
— Cuéntame preciosa
— Puedo
quedarme contigo porque mi esposo se fue de viaje 5 días, lo dejé en el
aeropuerto, luego de ahí fui a atender a un tipo y después a otro y ya me vine
para acá, ¿quieres detalles? —me di cuenta de que lo dije como desquite a mi
coraje, pero también porque quería que dijera que si le contara, había una
barrera que yo había puesto desde un principio con él y que no sabía cómo
romperla y también una perversión oscura donde él era el objeto tácito de desahogo sexual.
— Cuéntame ahora que lleguemos a la casa me dijo muy serio.
Cuando llegamos me ayudó con mi mochila, y la subió a la habitación, de regreso me preparó un café y me dijo que me lo tomara
— Estás muy borracha, tómate el café
— ¿Quieres que te cuente o no?
— Si, anda tómate el café y vamos al cuarto.
— A ver dime, ¿te andas cogiendo a esa pinche vieja de la MI? —pude sentir que arrastraba las palabras, que mi lengua era como un pequeño fardo en mi boca. —¿por qué nunca me preguntas de mis cosas, de lo que hago en la casa, en el trabajo, de cómo me va y siento con mis clientes, de cómo me siento con todo?
— A ver flaca, si quieres luego hablamos de todo eso, estás un poco tomada y no te vas a acordar después.
— No, te conozco lo vale madre que eres y luego ya no vas a decir nada, contéstame ahora.
—Va si así lo quieres, en primer lugar; no me ando cogiendo a MI, cogimos hace algunos años, pero no dio para más, sólo somos amigos; de lo otro que cuestionas permíteme empezar con una pregunta ¿Te has dado cuenta de que tú sabes todo de mí, que yo te cuento hasta de las hormigas de mi cocina con quienes platico por las madrugadas? ¿Cuándo tú me has platicado mínimamente lo que haces en tu casa, como pasas lo fines de semana, cómo te llevas con tu esposo, si se enojan, de que lado de la cama duermes?, ¿cuándo me has platicado de tu trabajo, de los dos trabajos?, tengo retazos de situaciones sin entrar en detalles, ¡No te conozco flaca!, aquella vez que dijiste que seguiríamos siendo buenos amigos te dije que sería tu perfecta comparsa, por lo menos los amigos se cuentan cosas, nosotros cogemos y ni cuando ya estamos tranquilos en la cama cuentas más allá de trivialidades, yo me canso de hablar contándote mil y una historia y está bien si es lo que quieres. Porque yo no fui el que apareció en tu vida como dijiste hace poco, tú apareciste en la mía, tu llegaste a mi espacio, tú inundaste mi mundo de tu luz, de tu sonrisa, de tu cuerpo, llegaste quitada de la pena.
Comparsa, si yo te dije que iba a ser tu comparsa, un extra en tu vida, se entiende que no figuraría para estropearte los días, lo entiendo y he aceptado el papel, no trasgredo lo por ti dispuesto sin embargo siento que no estás conforme y tiendes a ignorarme, pero sobre todo a demostrar una molestia contra mi que no acabo de entender, quizá la diferencia de edades también juegue un papel importante en este teatro de lágrimas y risas. Yo sólo trato de estar cuando tú quieres que esté y eso es todo.
— Si me enojo contigo por todo eso que me dices, me emputa que llegué tarde a tu vida, pero sólo no me digas que dejarás de estar.
— Yo aquí estoy para ti, cuando quieras, cuando puedas, aquí me encontrarás; ya hasta te compré tu cepillo de dientes, y tus toallas están en el baño —soltó una leve carcajada. —y no llores porque te vas a arrugar todita.
Estábamos abrazados en la cama, y recargada en su pecho, me quité blusa y falda, le pedí que se desnudará, lo volví a abrazar recargándome nuevamente en su torso.
—¿Entonces te cuento? —le dije enjuagando mis lagrimas y haciendo un puchero.
— A ver cuéntame pues flaca.
Me acomodé un poco más abajo de su pecho, haciendo una pequeña flexión de cintura, para poder acariciarle el pene, que para ese momento lo tenía flácido.
— Pues ayer que mi marido me avisó que se iba a ir de viaje, me dio tristeza, pero por otro lado me alegré porque por unos días me podría mover sin estrés y con libertad. En la noche que llegó y nos fuimos a la cama empezó de cachondo, a meterme mano y querer coger, pero yo estaba bien cansada y no lo hice caso. Despertó como a las 5 de la mañana y empezó de nuevo, acariciando mis senos y palpando mi vagina, me desperté porque ya estaba humedeciendo y me volteé hacia él y le puso mis senos en su cara. —Yo seguía acariciando su verga que ya para entonces la tenía erguida, me di cuenta de que le estaba excitando que le contara —Me empezó a chupar los senos mientras yo lo masturbaba.
— Oye amor ¿te han dicho que tu verga es perfecta?, la de mi esposo es un poco más grande, pero está un poco curvada, la tuya es recta, tu glande es simétrico y además tus testículos son perfectamente proporcionales, si no cabe duda es perfecta y es mía, es la más bonita de las que he visto. ¿Te sigo contando?, ok. Entonces me estaba mamando los pechos y ya tenía dos dedos masturbándome, me dijo que me volteara y lo hice, de costado me metió la verga desde atrás, ya vez que te digo que la tiene ligeramente curvada ¿no?, pues eso sirve para que en esa posición me coja muy rico, después la sacó y me la quiso meter por el culo, pero no lo dejé, me paré y lo monté, me daba en él sentones y más sentones amor, hasta que lo hice venir y sentir como me escurría su desde dentro su semen —seguía jalándole la verga que ya tenía durísima, contarle me excitaba mucho, era algo que quería hacer desde mucho ahora lo sabía y aunque estaba borracha lo estaba disfrutando.
—Nos paramos y bañamos, lo fui a dejar al aeropuerto, saliendo le hablé al que fue el primero con el que me inicié, aunque él no sabe que fue mi génesis, y quedamos de vernos en hotel, era para celebrar el cumpleaños de su hermano que apenas cumplió 18 años, de inicio me dio cierto resquemor por la edad. —ya me había incorporado y estaba montada en él y entre jadeos y con voz entrecortada le seguía contando. —¿sigo amor?, muy bien. Pues llegué y ya estaban ahí los dos, el hermano efectivamente tenía cara de niño y como te digo sentía un poco de nervios, aunque no iba a ser el primero que desvirgara ya lo había hecho con otro niño de 20 años. D, que así se llama el hermano me lo presentó y le dijo que lo esperaría en el auto. El chico estaba muy nervioso, “Ven chiquito” le dije y lo abracé, “¿has cogido antes?”, me dijo que no que era su primera vez así que lo primero que hice fue empezar a besarlo, varios minutos me pasé dándole besos muy húmedos hasta que sentí que estaba excitado y más tranquilo, me quité la blusa, le pregunté si le gustaban mis senos. “Chúpalos y muérdelos chiquito”, lo empecé a desnudar y cuando le quité la ropa me di cuenta de que, igual que su hermano tenía una verga muy grande, ya muy firme para esos instantes, lo tiré en la cama y sabiendo que nunca había visto una vagina me monté en él y muy cerca de su cara me la abrí “mira bebé esto es lo que te tienes que comer”, el sólo asentía con la cabeza. Me giré para que mis nalgas y vagina quedaran en su cara y yo poder mamarlo, “lame por fuera cielo y luego metes tu lengua”, le indique como hacerlo mientras me tragaba su verga. De alguna manera yo estaba inhibida por la edad del chico, pero ahora que te lo cuento amor, realmente me estaba gustando. Previendo se fuera a venir dejé de chuparlo, le coloqué un condón y me encimé ensartándome en su verga, le pedí que me acariciara las tetas, de repente me agachaba y lo besaba, yo llevaba la iniciativa. Me bajé de él y volví a chuparle por un buen rato la verga, tragándola por completo, besado su vientre, sus testículos y por atrás de ellos. Me volví a encaramar, pero sin meterme su miembro sólo me movía para que su glande rozara mis labios vaginales mientras yo lo besaba, el me abrazaba y suavemente me acariciaba la espalda.
—¿Te gusta amor, que te cuente?
— Si me excitas mucho sigue —me dijo mientras yo me movía sobre su verga y se la mojaba toda, estaba súper caliente recordando lo que había hecho y ahora se lo contaba.
—Luego amor pensé que lo mejor para que eyaculara era en la posición de misionero, así que me acosté y dije que me penetrara así, yo sabía que ya no iba a aguantar mucho, empezó a metérmela y dije que primero se moviera lentamente pero después ya no pude controlarlo se movía como loco y le puse las piernas en los hombros “anda chiquito saca toda esa lechita que tienes ahí” le dije y se vino pujando y jadeando e hizo que yo también me viniera, le pedí que se quitará el condón y me vaciara el contenido en mis labios “¿segura?” “sí quiero saborear tu semen”, así lo hizo, lo tragué y relamí lo quedó en mis labios y vi como se le volvía a parar, estaba hincado en la cama, le pedí se pusiera de pie a un lado en el piso, me senté en el borde y se lo mamé agarrándolo por las nalgas, a los pocos minutos se volvió a eyacular, aunque muy poco, “ven acuéstate un momento”, lo besé y acaricié por un buen rato, mientras él se entretenía acariciando mi vagina. Finalizamos y se despidió dándome las gracias muy tímidamente, me metí a bañar y a los pocos minutos me llegó el mensaje de C, el otro cliente, ya estaba en la habitación, era un piso abajo de donde me encontraba. Me bañé rápidamente y bajé.
Me abrió un tipo alto con un poco de sobrepeso y cara de asustado, “Soy A ¿hola cómo estás?”, me saludo nervioso y nos sentamos en la cama “cuéntame que quieres hacer” le dije para romper el hielo, “eres muy bonita me dijo y me pidió si me podía besar”, lo besé largamente y cuando lo abracé por debajo de la camisa sentí que sudaba copiosamente así que le quité la camisa y estaba empapado en sudor de los nervios, pero no olía mal.
— ¿Sabes amor?, el sentir su sudor en mis manos me excitó y me dieron ganas de chuparle las tetillas, así lo hice, sentí su sudor salado en mi boca y se las mordí mordí con fuerza, luego me metí en la boca todo lo que pude de sus senos gordos, me gustaba y lo tenía resoplando. —Me movía lentamente apretando la verga de A dentro de mí, mientras le iba detallado la cogida con C.
Su pene era pequeño amor, le puse el condón y lo monté, así como te tengo ahora a ti, me agachaba de vez en cuando, lo besaba y mis senos se embarraban de su sudor, que era copioso. Sin sacarme el pene me giré para quedar de espaldas a él y me volví a agachar hasta sus pies y luego me incorporaba y me recarga en todo su dorso con su pequeña verga adentro y me embarraba la espalda de su humor acuoso, de nuevo sin zafarme me puse de costado y así me estuvo cogiendo por un buen rato. Me acosté boca abajo y abrí las piernas invitándolo a penetrarme en esa posición, era grande y cuando me la metió quedé inmovilizada por su peso, mientras me cogía me besaba apasionadamente y yo acariciaba tiernamente su espalda sudorosa, cuando sentí que se iba a venir lo empujé con toda mi fuerza sin casi moverlo, pero entendió, se salió se quitó el condón y eyaculó sobre mi vientre abundantemente, me lo embarré desde el ombligo hasta los senos mientras él se la jalaba exprimiendo lo que quedaba. Se dejó caer sobre mi y sentí mucho placer sentir aquel cuerpo obeso. Así nos quedamos hasta que le dije que no podía respirar. “¿Te gustó?” le pregunté y me dijo que hacia mucho no se venía como lo acabada de hacer. Permanecimos acostados un rato, el extasiado con mis tetas y yo acariciando su pene embarrado de semen.
Después de algunos minutos se vistió, me despedí y le dije que me iba a dar un baño, ”¿ me puedo bañar contigo?”, “anda encuérate”, nos metimos a la regadera y me volví a meter esa pequeña verga ahora en el culo. Quedó muy satisfecho y me pagó más de lo acordado. Me dejó muy caliente amor, por eso ahora estoy empapada comiendo tu verga.
Me desperté y A dormía a mi lado, me dolían las piernas y las ingles, recordé que me había cogido muy fuerte, mi perversión de contarle lo había llevado a un estado de excitación alterada, también me dolían las nalgas. Recuerdo que me puso sobre su regazo boca abajo y me golpeó muy fuerte las nalgas, yo le exigía que lo hiciera con más fuerza, terminamos sobre la alfombra de la habitación, yo en cuatro y el montado sobre mis nalgas y ano.
— Amor tengo que ir a trabajar, tengo que estar a las 9 en la oficina
— ¿Quieres que te lleve?
— No, voy a pedir un taxi, será más fácil amor
— Llévate el auto, yo sólo tengo una clase y nos vemos cuando salgas para comer, pasas aquí a la casa por mí.
En el baño efectivamente estaba mi cepillo de dientes y unas toallas nuevas que me dijo que eran las mías, sus detalles me enternecían.
En la oficina me dijeron que, si me sentía mal, que estaba muy demacrada y con unas ojeras impresionantes. Estaba cruda, desvelada y súper cogida, sólo eso tenía, lo pensaba y me entraba el remordimiento de mis acciones, pero ganaba la exaltación del sentido erótico, estaba situada en el límite de la cordura.
Por la tarde recogí a A para comer, me llevó a un lugar donde la comida era excelente, el vino delicioso. Nos pasamos ahí la tarde hasta que no agarró la noche, platicando sobre todo lo que había pasado el día anterior y acordando los nuevos límites a ras de la razón. Regresamos ya tarde y nos fuimos a dormir exhaustos.
La mañana del sábado cuando desperté A ya se había bajado, me di un baño y bajé a buscarlo, ya había preparado el desayuno; un oloroso café, fruta, huevos fritos con salsa, y gelatina había sobre la mesa. Cuando íbamos a empezar a ingerir los alimentos se escuchó una voz en el dintel de la puerta del comedor.
— Buenos días Pa, Hola, tú debes ser A —dirigiéndose a mí, se sirvió café y se sentó con nosotros a la mesa.
— Si A buen día y mucho gusto —contesté un tanto cohibida
—Yo soy I pero aquí el padre me dice Bela —Sorbió su café y se sirvió fruta. Era hermosa, con unos ojos color miel muy expresivos.
— ¿En dónde vamos a comer Pa?, yo tengo clase con K luego vamos a comprar algunas cosas que necesita y si quieres vamos a comer, ¿Vas verdad A?, para hacer la reservación ya ves que los sábados se pone hasta la madre Pa. —Los gestos, las expresiones, su modo de hablar todo era una especie de clon de A, pero su voz ronca marcaba la diferencia.
— Si claro que vamos, nos vemos a las 3:00 pm ¿te parece?
— Muy bien allá nos vemos, y no llegues tarde como de costumbre —Terminó su café, se levantó y se despidió.
— Está súper linda tu hija, ¿quién es K?, tu otra hija.
— No, K es su novia, su hermana se llama T.
— Me sigue doliendo el cuerpo, abusaste de mi porque estaba ebria.
— Bueno vamos a quitarte esos dolores amada flaca.
Sin decirme a donde me llevaba salimos de la casa y en pocos minutos estábamos llegando a un centro comercial del norte de la ciudad, pensé entraríamos a comprar algo, pero nos seguimos unas calles adelante. Se estacionó a la entrada de una casa, bajamos y tocó, nos abrió una chica bajita enfundada en una bata blanca, preguntó por alguien y enseguida salió un chico alto, intercambiaron palabras y el chico me dijo pasa conmigo por favor. Volteé a mirarlo y me dijo “tu déjate hacer y te van a quitar todos los dolores”, entré y había una cama de masajes además de estantes con frascos y aplicadores.
— Te puedes desnudar en esos vestidores
— ¿Toda?
— Como te sientas cómoda o quédate con la ropa interior —Así lo hice, salí y me recosté, me puso una toalla que cubrió mis senos y otra en le bajó vientre.
Me empezó a untar aceite y luego a masajear la cara, luego por debajo de mis senos, siguió con vigor a mi vientre, podía sentir sus manos suaves, delicadas y bien entrenadas, empecé a sentir el placer de la relajación. Sus dedos circundaban alrededor del ombligo bajó un poco mi tanga, empezó a presionar mi bajo vientre, era una sensación muy placentera, de ahí paso a las piernas hasta los pies y regresó hasta la ingle, “Me estoy mojando” pensé se va a dar cuenta, pero él muy profesional seguía en su labor, cuando retiró por completo la toalla, bien se puedo dar cuenta que tenía mojados los calzones.
— ¿Te puedes girar por favor? —Así lo hice y empezó a masajear cuello y espalda punzando puntos específicos hasta llegar a mi coxis, bajó la tanga y prosiguió en mis nalgas y de ahí nuevamente a las piernas, yo seguía humedeciendo cada vez más, regresó a mis nalgas y de vez en cuando sentía su mano bajar y subir muy cerca de mi vagina. De repente bajo mi calzón hasta casi las rodillas.
— ¿Deseas que te toqué? —me preguntó muy profesional, yo no sabía si A estaba enterado que podría pasar eso, asentí con la cabeza y me vertió aceite sobre la vagina, sus manos se empezaron a deslizar una tras otra sobre ella, empecé a gemir.
— ¿Te meto los dedos?
— Si hazlo —le dije con voz entrecortada, primero lo hizo muy suavemente con una mano mientras la otra masajeaba mis nalgas, sentí un dedo, luego dos, tres, cuatro, deslizarse llenos de aceite en mi vulva. Me volteo y abrió las piernas y prosiguió con una mano completamente dentro de mí, presionaba mi clítoris con una y con la otra introducía los dedos, luego con el pulgar presionaba en el nacimiento de la vagina sin sacar los dedos; con movimientos vertiginosos sacaba los dedos y bajaba la mano para insertarla entre las nalgas mientras con la otra mano dejaba de presionar y me introducía el pulgar, yo pujaba y emitía pequeños gritos temiendo A me escuchara en la sala de espera. Pasó como una hora masturbándome hasta que me hizo venir, me quedé resollando. Me tapo todo el cuerpo con una toalla, y acaricio suavemente mi cabeza, luego mis hombros, vientre y piernas por encima de la toalla.
— Terminamos,
me dijo al oído con un ligero beso en mi cuello y salió, me dejó con estremecimientos de placer, todavía
pasaron algunos minutos antes de vestirme y salir, mientras tanto pensaba si A
estaría enterado, supuse que no era así y que el chico actúo más allá de lo
profesional, todo era especulación de mi parte, igual y sabía a que me traía.
Cuando salí A me preguntó como sentía, le dije que había estado estupendamente bien.
— ¿Te gustó?
— Si mucho amor, ¿Ya has venido tú?
— No, apenas hace unos días me dieron un volante al pasar por estas calles, y hoy cuando me dijiste de tus dolores pensé te caería muy bien, me mostró el volante y comprendí —sonrío y me prodigó una caricia en la nunca.
Llegamos a la comida con Bela, estaba con una chica muy guapa, morena clara y de muy buen cuerpo, destellaba armonía toda ella. Se notaba lo bien que se llevaba con A, lo bromeaban y él a ellas, a mi me trataban como si tuvieran años de conocerme.
Al terminas la comida nos preguntaron qué haríamos.
— Nosotros
vamos a ir a la casa Pa a ver películas, porque mañana vamos a ir a andar en
moto cerca de Toluca.
— Si ustedes preparan los bocadillos nosotros ponemos el vino y vamos a ver películas —dijo A
Regresamos a su casa y pasamos buena parte de la noche viendo y comentando películas, era interesante como los tres hablaban de directores, actores, fechas, géneros, etc. El tiempo se fue raudo y ya como a las tres de la mañana nos fuimos a dormir. El domingo ya no vi a Bela se había ido temprano con K, A y yo fuimos a desayunar, regresamos a su casa y nos pasamos la tarde mirando libros y oyendo música. Más tarde le ayudé a preparar la comida, es un muy buen cocinero, antes fuimos a hacer la despensa. Me percaté que Bela le hacía la lista de lo que tenía que comprar para la semana, él renegaba porque había demasiadas hierbas incluidas decía. Realmente ella estaba muy al pendiente de su papá, ahora entendía lo de las llamadas cuando estábamos en el bar y el decía "es mi hija". Por la noche me llevó a casa; ya sola en pude darme cuenta la importancia de A en mi vida.
El erotismo pertenece al instante, pues es sólo en los breves momentos que el hombre tiene un sentimiento de continuidad con la vida, en el azar maravilloso.
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