Deseo y transgresión: el erotismo de Georges
Bataille
Maider Tornos
Urzainki
La transgresión de “D”
-Bueno, ¿por dónde empezaré?,
desde un día antes, mmm no, creo debe ser desde el presente, del hecho claro, y
luego como en las películas aparecerá: “un día antes”, pues bien…
Decidimos ir a comprar los
regalos de navidad aprovechando el sábado, no queremos ir en auto por lo
congestionado que suele estar el centro de la ciudad en estos días. Planteo
acercarnos en Uber, pero mi esposo
propone irnos en metro un tanto divertido de su ocurrencia. Cuando bajamos la
gente es poca en el andén, pero al llegar el convoy viene un poco atiborrado,
sin embargo, abordamos sin problemas. En la puerta contraria a la que entramos
se encuentran recargadas tres personas, uno de ellos sobresale por su estatura
y por su pelo perfectamente acicalado, cálculo tendrá alrededor de sesenta
años, es guapo pienso. Mi esposo se sujeta del tubo superior, yo me volteo para
quedar frente a él y detenerme de sus hombros, con su casi 1.90 mts. es fácil
para él aferrarse sin problema por encima de los pasajeros.
Realmente no viajamos mucho en
subterráneo porque nuestros trabajos nos quedan relativamente cerca de casa,
cuando yo no uso el auto él me lleva y me recoge a la salida. En la siguiente
estación sube demasiada gente empujando a mi esposo y por ende a mi hacia la
puerta contraria, quedamos apretujados, pero aún con cierta libertad de escasos
centímetros. El tren se pone en movimiento, al entrar al túnel siento detrás de
mi que alguien se recarga en mi trasero, mi primera reacción es quitarme, pero
no hay espacio, enseguida me volteo para decirle hasta de lo que se va a morir, veo
que es el hombre que había visto al entrar al vagón. No sé porque razón no digo
nada sino simplemente me vuelvo hacia mi esposo, al ver que yo no reclamo nada
el sujeto se recarga en mi con más fuerza y puedo sentir su pene sobre mis
nalgas, una oleada de sensaciones me recorre de la cabeza, al vientre y de ahí
a los pies y viceversa, siento que mi cara se pone roja como jitomate.
Un día antes:
Mis suegros y mi cuñada llegaron
a la hora convenida para la comida por nuestro tercer aniversario. La idea era
una ligera celebración con ellos sólo para no pasar desapercibida la fecha y después
en la noche tener nosotros nuestro festejo íntimo en la cama. Los planes
cambiaron cuando por la hora decidieron quedarse, así que alargamos la velada
con ellos. Decidimos que el día siguiente lo ocuparíamos para ir a comprar los
regalos de navidad una vez que se retiraran.
Apoyo la cara y el pecho en mi
esposo levantando ligeramente el trasero, me pongo en las puntas de los pies
tratando de que aquel miembro quede exactamente en la hendidura inferior de mis
nalgas, la acción resulta efectiva, puedo sentir como el individuo se acomoda
mejor y empiezan las acometidas, primero son lentas y suaves pero conforme se va excitando,
supongo yo, van siendo con mayor fuerza e incrementado su ritmo, puedo sentir ya una verga enorme entre
mis glúteos, tanto así que me hace quedar completamente pegada sobre mi esposo.
¡No puedo evitarlo! y empiezo a mover en círculos mi culo combinándolos con
movimientos rectilíneos hacia adelante y atrás, intento sean ligeros e inadvertidos; la
gente a nuestro alrededor nos prensa cada vez más. Llevábamos así dos
estaciones, cuando el tren entra al anden él detiene los embates y sólo deja su falo encajado en mi con fuerza, “¡Dios mío…me estoy poniendo bien pinche caliente!” pienso,
el tren vuelve a arrancar y empieza de nuevo, “¡se va a dar cuenta, se va a dar
cuenta!” me digo yo refiriéndome a mi esposo, de pronto empiezo a sentir una
erección sobre la parte baja de mi vientre, lo miro y me sonríe, mis
movimientos para con él sujeto habían hecho que como consecuencia mi esposo los
sintiera en su pene, afortunadamente cree que esos meneos son para él. Siento las dos vergas, pero sobre todo la de atrás que me la imagino enorme, tengo el calzón ya completamente mojado; repentinamente siento la mano izquierda del hombre
acariciando mi pierna suavemente, metiendo la mano entre la tanga y mi piel, se ha
atrevido a deslizarla por debajo de mi falda; no salgo de mi asombro cuando siento también su mano derecha sobre mi nalga, la aprieta y rasguña vigorosamente mientras las arremetidas continúan;
hace a un lado mi braga y desliza su mano entre las nalgas hasta que encuentra
mi culo, me pongo mas de puntas y le paro aún más el trasero, no sé como lo hace
pero siento ya su dedo abriéndolo. Para que mi esposo no se dé cuenta bajo mi
mano y le toco la verga, recargando más mi pecho en él, mi mano izquierda la
paso por un costado empujando un poco a la mujer que tengo a un lado pegada a mí,
busco y encuentro la verga del tipo, ¡se siente enorme!, se la presiono como puedo
mientras empuja su dedo dentro de mi hasta que lo tiene totalmente embutido. Mi
respiración es entrecortada, las estaciones se suceden y fantaseo de manera
febril que nos bajemos los tres y mi esposo permita que me coja, lo deseo.
En un santiamén, y sigo sin saber
como lo hace tan fácil, saca el dedo de mi ano y desliza, cálculo tres dedos, sobre mi vagina, entre ella y sus dedos se interpone la tela de mi calzón, la hace a un lado y ¡me mete los tres dedos de un solo chingadazo!, no aguanto más, lanzo un
grito y aprieto con mucha fuerza ambos miembros, mi esposo disimula pero aquel
como puede ya está sacando y metiendo los dedos, apenas puede meterlos hasta la
mitad, pero no ceja en su intento, trato de abrir mas las piernas para que
entren completos pero me resulta casi imposible, la humedad escurre ya por mis piernas de
manera abundante, escondo la cara en el dorso de mi esposo y froto su verga
para que mis jadeos pasen desapercibidos, la del sujeto se la oprimo con fuerza, y a todo lo largo que la situación lo permite, me encantaría mamársela, alucino. Mi mano se ha dormido, la retiro de la verga del fulano,
la descanso mientras sigo sintiendo su intento de meterme los dedos más allá de
donde ya están, sigo escurriendo con ellos adentro y jadeando apagadamente a cada tentativa. Vuelvo la mano hacia atrás y mi sorpresa es mayúscula, ¡tiene
afuera de su pantalón un tremendo pedazo de verga!, la sujeto entre mis dedos y lo empiezo a masturbar delicadamente para pasar inadvertida; él saca los tres dedos de mi vagina y me vuelve a meter uno en
el culo, me pregunto nuevamente ¿por qué es tan ágil?, me lo mete y lo saca con muchísima
fuerza, siento que algo escurre entre mi ano y su dedo, imagino lo que puede ser, a él parece excitarlo sobremanera porque incrementa la fuerza y me duele. Alcanzo a ver que
faltan dos estaciones para nuestro destino, acelero el movimiento de mi mano sobre el glande de su ancho falo y
a la vez sigo acariciando el de mi esposo suavemente, siento las contracciones del sujeto,
intenta meterme un dedo más en el culo, pero falla y yo no puedo hacer nada
porque suceda, vuelve a meter el que tenía con violencia inaudita hasta el tope, me muerdo los labios para no gritar, un chorro de
semen escurre por mi mano otro tanto se impregna en mi falda, mis piernas no me
sostienen, jadeo en silencio, desfallezco sintiendo mi orgasmo y sus fluidos en mi mano, ¡quiero sorberlos, tragarlos! desvarío. Cuando
el tren entra a la penúltima estación, el ya pide permiso para acercarse a la
puerta, trato de acomodar mi falda, está mojada. Voltea a verme y me sonríe, huele su mano y me guiñe un ojo, me sonrojo,
pero sigo bien pinche caliente y escurriendo por la vagina y el culo, me hace
una seña como indicando con la mano un
próximo encuentro, le contesto con una tenue sonrisa y entrecerrando los ojos, mi esposo no se percata, me limpio la mano en mi falda.
Suelo pensar que fue un sueño
surrealista que sucedió en un tiempo ralentizado, pero cuando recuerdo siento
un palpitar entre mis nalgas.
Ya fuera del metro y caminando
por las calles, le digo a mi esposo de manera entre nerviosa y desesperada, por
nuestro aniversario llévame a un hotel y cógeme, los regalos pueden esperar…
Maichú me encanta tu ortodoxia con el grupo de consonantes.
ResponderBorrarCaietana
¿Cuándo nos cantas Caietana?
ResponderBorrar¿Y las vocales participan?
Besitos
Camila
En el orden establecido sigue la C... ;)
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