martes, 23 de marzo de 2021

Historia 1... "Z"


-Es J mamá- mi hija sonríe sabe que cuando recibo llamadas de él suelo regresar hasta entrada la noche o de madrugada,  me pasa el auricular.

- Te marqué a tu celular, pero no contestabas ¿Nos vemos a las 8:00 PM?
-Me parece bien, mándame la dirección
-Si y te voy a pedir algo, ponte un vestido, pero no te pongas ropa interior- me toma de sorpresa, pero accedo sin preguntar.

Cuando llego él ya se encuentra ahí. El lugar está casi a reventar mucha gente muy joven, tomo asiento a su lado y me ordena un trago.

- ¿Es una cantina para párvulos? - algunas y algunos se pasean como si estuvieran en una pasarela
-No la conocía, pero me la recomendaron por la comida.

Efectivamente la comida resultó estar muy buena y ya aderezada con el alcohol mucho mejor. Alguna vez mi hija menor, de 7 años me preguntó - ¿Oye mamá tú y J son alcohólicos? -  con lo cual me sacó una sonora carcajada, pero me dejó pensando.

La música es estridente y no es digna de una cantina le comento. En un rincón se encuentran los músicos en un abandono que llama a conmiseración, hasta que un grupo les llama y les pide las canciones que todos se saben y cantan con una o dos copas.

Me siento bien, el alcohol ha hecho su trabajo, los músicos se han desocupado y los llamamos, les solicitamos una canción que afortunadamente se saben, el cantante nos dice que son canciones que nunca les piden. Pasa el tiempo entre canción y canción y tragos de por medio.

Su mano sube por mi pierna hasta llegar a mi ingle, confirma que efectivamente no traigo calzones como me lo pidió, acaricia un poco mi bajo vientre y retira la mano para solicitar un par de tragos más.

Mira la hora y me dice que ya tenemos que irnos, salimos ya mareados de la cantina y caminamos por las calles solitarias a esas horas, el está un poco mas tomado que yo. Llegamos a su oficina, es un edificio de 3 niveles, saca las llaves y abre la puerta, apenas entramos y me dice que tiene que ir a orinar.

-Te acompaño- le digo con malicia y entramos al baño, bajo su cremallera y saco su pene, empieza a orinar y yo sostengo su miembro, es excitante o así me lo parece a mí.

-Vamos a ver la ciudad desde la azotea.

Subimos los tres niveles de escaleras, la luna se observa esplendorosa, las estrellas son el marco ideal con el cielo limpio como fondo. Se coloca detrás de mi y me abraza mientras observamos el firmamento. Pone sus manos en mi cintura, me gira y quedo de frente a una pequeña barda que rodea los tinacos de agua, sube mi vestido y me inclina, tengo que apoyar mis dos manos en la barda, con el vestido levantado abre mis pies con los suyos, siento deslizarse algo por la parte inferior de mis nalgas y de pronto llega un fuerte embate, en cuestión de segundos tengo toda su verga en mi vulva. Su vientre rebota en mis nalgas tras cada embestida, me toma del cabello y me tira de él hacia atrás, mis jadeos se han convertido en gritos, me tiene completamente empinada sobre la barda y vuelve a tirar de mis cabellos, es entonces cuando veo a dos personas del otro lado de la barda de colindancia. En la casa contigua, un hombre y una mujer, nos observan, me vale madre yo sólo quiero que no deje de cogerme; quiero que me llene de semen completamente y que ellos vean como me vengo; empiezo a temblar, las piernas casi no me sostienen; siento desfallecer al llegar el orgasmo, me sostiene de la cadera para no caer. Saca la verga de mi vagina y me voltea, me hinca frente a él; mete su miembro en mi boca, cuando se empieza a venir lo saca; se vacía en mi cara, mi cuerpo sigue temblado, y su semen escurre por mis labios deliciosamente, lo sorbo...ellos siguen ahí.

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