La sala de
llegadas internacionales estaba con bastante tránsito, la gente iba y venía con
equipaje o sin él. Las salas de los aeropuertos siempre me han parecido un
caleidoscopio de caras, de miradas y de colores.
Nos
dirigimos a la salida indicada y a los pocos minutos lo vi aparecer, me saludo
a la distancia y mi corazón latió más aprisa, me emocionaba tenerlo de regreso,
mis hijos lo saludaron efusivamente en cuanto llegó a nuestro lado, a mí me
alcanzo con un abrazo largo, tierno, lleno de amor seguido de un beso cálido.
Cuando
llegamos a casa la cena estaba lista, L que nos ayuda en la casa además de
ser una persona muy ordenada es una excelente cocinera, le habíamos encargado
nos ayudara a preparar lo que a mi esposo le encantaba. Durante la comida nos contó los
pormenores del viaje, a todos nos tenía absortos con las anécdotas y a mi sobre
todos con los temas de su trabajo que le apasionaban y a mí me embelesaba
escuchar lo que relataba con tanto entusiasmo, de las reuniones, conferencias y
juntas de trabajo. Cuando nos dimos cuenta ya era de madrugada y mis hijos se
despidieron para ir a dormir, tomamos la última copa de vino y nos dirigimos
igualmente a nuestra habitación.
—Amor te
extrañé como no tienes la más mínima idea —le dije mientras me desnudaba para
ponerme la ropa de dormir.
—Quédate
así —Me dijo cuando me había quitado la ropa y sólo tenía la tanga puesta. —que
hermosa estás, ansiaba verte y tenerte así.
—¿Si mi
amor, quieres cogerme? —me acerqué a la cama y bajé el pantalón de su pijama,
me recosté a su lado recargándome en la cabecera de la cama y lo besé larga y
apasionadamente mientras mi mano acariciaba su pene en toda su longitud. Realmente
lo había extrañado muchísimo, lo amaba mas de lo que podía suponer. Jugando con
su lengua fue un beso largo mientras mi mano continuaba frotando su delicioso miembro
—¿Quieres
ver mi vagina?
—¡Si, descúbrela y ábrela amor! —me retiré un poco de él y separé las piernas; me había
depilado completamente, con los dedos separé un poco mis labios vaginales para
que asomará la humedad que ya me empapaba.
—Ven amor
pruébala, también te ha extrañado.
Se acerco y
empezó a besar suavemente alrededor mientras me introducía un dedo, su lengua
ya buscaba mi clítoris y en cuanto o encontró sacó el dedo y se dedico a
lamerlo, se detuvo y la introdujo hasta donde alcanzaba, con su boca adherida a
mi zona vaginal y succionado por varios minutos.
—Déjame
sentirte piel con piel mi amor —me incorporé y lo monté, acostado él, — No lo
metas sólo frótalo, así mi vida, se siente muy bien tu verga, mete la punta,
sólo la cabeza por favor… ¡Ahh!!. se siente delicioso, métela y sácala, ahora
métela un poco más, hasta la mitad mi cielo, ¡Sssi así!..¡Ah!.. ¡Ugh!.. hasta
el fondo amor —La mete toda y yo me muevo prensándola con mi vulva y
deslizándome sobre ella desde la punta hasta sus testículos. Un pensamiento me
asalta, ¿estaré más abierta por las cogidas que me ha dado F con su enorme
verga? ¿se dará cuenta?, mientras mi mente cavila y se acrecienta mi excitación
con estás preguntas me vengo con un escandaloso bramido, se queda quieto
sintiéndome unos instantes, me salgo de él y me pongo en cuatro.
— Amor
quiero que me cojas como tu perrita, anda..!Auch!..que grande la tienes mi
vida, quiero comérmela toda así y que me llenes con tu leche. —sus empellones
son violetos y siento su vientre rebotar contra mis nalgas, súbitamente su mano
empieza a azotar mi trasero.
—¡Plaff!, así mi amor maltrátame soy completamente
tuya —después de varios minutos empieza a pujar gravemente, indicio que va a eyacular; siento el primer
chorro caliente y no puedo evitar evocar como F me atiborro de su esperma,
pienso en él e imagino que es él quien me está embutiendo su semen.
—¡Ahh…ahhh…ahhh!!!
¡Me vengo; me vengoooo!!!, ¡Más duro cabrón!!! ¡Aggg..siiiiii!!!
Se sale de
mi y siento escurrir una gran cantidad de semen entre mis piernas, y caigo de
bruces en la cama
—Ven amor,
lámeme lo que me quedó escurriendo —me incorporo y recuesto a su costado
mamándole el miembro que aún no se pone flácido, lamo y sorbo lo que aún le
escurre.
Recargada
en su regazo me quedó dormida, sintiendo cuanto lo amo.
Al segundo
día de su llegada, recostados en la cama después de una sesión hermosa de sexo
me suelta la pregunta, que yo ansiaba la hiciera para poder reunirnos con F
como se lo había prometido:
—¿Y te ha
llamado F, lo has visto?
—Claro que
no lo he visto, si llamó para ver si nos veíamos para cenar, pero le dije que
estabas de viaje y que quizás cuando regresaras lo platicaríamos, y no ha
vuelto a hacerlo, ¿por quién me tomas?
—No te
enojes amor sólo era una pregunta, ¿Y te gustaría que saliéramos a cenar con
él?
—¿Quieres que
me coja? —le dije aparentando molestia
—¿Tú
quieres que lo haga?
—No lo sé,
no lo había pensado, pero tú contéstame
—No estaría
mal repetir lo de aquella vez, claro si tu estás de acuerdo, o si quieres
podemos buscar otra persona —me dijo sonriendo
—Veo que tú
eres el que se ha quedado con las ganas de repetir —cuando dijo otra persona
recordé al chico que me atendió aquella vez que fui a cenar con F, y sonreí en mi
interior, ya el hedonismo quería hacer presa de mis sentidos.
—Vamos a
dormir amor, ya va a amanecer, y hemos tenido una noche estupenda, otro día
hablamos de eso.
—Si vamos a
dormir, pero hazme un favor, háblale mañana e invítalo a cenar cualquier día de
esta semana, o si quieres dame su teléfono y yo lo contacto.
—¿Seguro
quieres que lo haga?, yo le marco sólo quiero que estés completamente seguro
que así lo quieres —le dije con mi corazón latiendo aceleradamente.
—Si hazlo
mi amor —me dijo antes de quedarse completamente dormido
Al día
siguiente y según lo acordado recibí el mensaje de F preguntado si había
regresado mi esposo de viaje y que nos invitaba a cenar. J pasó por mi para ir
a comer y ya en el auto le dije que F se nos había adelantado y le mostré el
mensaje, jubiloso me dijo:
—¿Cómo ves vamos este viernes?
—Si está
bien, entonces le confirmo que el viernes y nos ponemos de acuerdo dónde nos
vemos —ya cautiva de la excitación le conteste haciendo acopio de serenidad. En
el restaurante y mientras comíamos le escribí a F y se lo volví a mostrar: “F mi esposo ya está de regreso y me sugiere que el viernes podríamos
vernos, si te acomoda”. Casi acabábamos de comer cuando escuché el teléfono
vibra en mi bolso, lo saqué y era la respuesta “E buenas tardes, me parece
fabuloso, les parece que nos veamos en el lugar de la vez anterior a las 8 Pm.
Se lo enseñé a J y estuvo de acuerdo enviándole enseguida la respuesta a F.
El viernes
salí apresurada del hospital para llegar a casa y cambiarme, mi esposo pasaría
por mí a las 7 pm. Mis hijos se encontraban en casa con unos amigos, saldrían a
una reunión lo cual me alegró porque pensaba ponerme ropa muy sensual y no
quería que me preguntaran el por qué. A los 20 minutos de que llegué se
despidieron.
—No lleguen
tarde y se cuidan
—Uds.
tampoco Ma’ —me dijo mi hija dándome un beso de despedida.
Subí a mi
recámara y me metí a dar un baño, el agua acariciando mi cuerpo, mientras
pensaba en lo que pasaría más tarde, lograron que la pasión estuviera a flor de
piel. Me puse medias con ligero, y una tanga color negro, un top sin sostén,
una sucinta falda negra apenas unos centímetros por debajo de mis nalgas y una
blusa blanca, me calcé unos zapatos cerrados de tacón mediano y me amarré el
cabello en una cola de caballo. Me miré en el espejo y me gustó la sensualidad
que reflejó, por último, escogí un lápiz labial de color rojo y quedé lista.
Cuando mi esposo llegó lanzó una exclamación de admiración y me dijo —¡Estás
preciosa y excitante con esa falda!, vámonos no hagamos esperar a nuestro amigo
y agasajado.
Cuando
llegamos a la cita F ya se encontraba ahí, vestía una camisa de color marrón y
se veía muy guapo, enseguida pensé en su enorme pene escondido bajo el pantalón,
si ya estaba excitada por el devenir de los acontecimientos estos pensamientos
hicieron que mi libido subiera exponencialmente.
—¡Que
hermosa E!!, ¡estás simplemente bellísima!! —saludó a mi esposo con un efusivo
abrazo como si fueran amigos de toda la vida.
Cenamos
entre pláticas y anécdotas varias, yo estaba sentada entre ambos y de vez en
cuando F toqueteaba mi pierna que le quedaba de su lado. Después de haber
terminado la cena y de algunos tragos preguntó tímidamente que, si queríamos ir
a otro sitio, mi esposo sonrío malicioso y yo estaba en la espera que ellos
decidieran si se hacia algo más. Le había dicho a F que en caso de que J
aceptara estar los tres nuevamente no fuéramos al hotel habitual ya que el
encargado ya nos conocía y podría darse una situación embarazosa.
—Si gustan
podemos ir a mi casa tomar algo ahí.
—¿Seguro?
—pregunté con incertidumbre, hasta donde sabía vivía con su hija pequeña y a
veces su mamá
—Si ahora
no hay nadie en casa.
—Pues si
gustas vamos y allá seguimos charlando —secundo J de buen humor — ¿qué opinas
amor?
¿Charlando?
Pensé y sonreí para mis adentros —Por mi está bien, vamos.
Lo seguimos
en nuestro auto y después de algunos minutos llegamos a su casa, pasamos a la
sala de estar y nos acomodamos en los sillones, me senté a un lado de mi esposo
y F frente a nosotros, no sirvió unos tragos y al cabo de unos breves minutos
de plática J sugirió:
—¿Por qué
no te desnudas para nosotros con un baile amor? —lo miré azorada, ambos tenían
cara de expectación y yo con cara compungida les interrogué:
—¿En verdad
eso desean?, de acuerdo, nunca lo he hecho, pero vamos a un dormitorio ¿sí?
F se
levantó y nos guío a la planta alta, era una habitación espaciosa con una cama
grande y un par de sillones, ellos se sentaron al pie de la cama expectantes,
mi esposo puso una suave melodía de jazz en su teléfono y miró a manera de
asentimiento. Empecé a moverme nerviosamente, dejé que la música me guiara y
subía por intervalos mi falda, me inclinaba cadenciosamente frente a ellos
mostrándoles las nalgas, principalmente a F lo cual parecía agradar y excitar a
J, me acariciaba los senos por encima de la blusa. Quité la falda dejándola
resbalar por mis piernas, saqué la blusa
con movimientos sensuales y retiré el top acariciando mis senos.
—Eres tan
hermosa, anda ven aquí —dijo J
—Quiero
besarte —le dije y empecé a besarlo apasionadamente, luego me dirigí a F y le
di un beso largo y jugoso, me subí a la cama gateando y cuando llegué a la
cabecera me recosté hacia atrás quedando mi cabeza entre ellos que estaban
sentados al borde la cama.
—Tóquenme
¡Mmmm! —F empezó a besarme en la cara y boca mientras acariciaba mis senos, mi
esposo separó mis piernas y me acarició sobre la tanga, después ambos se
posesionaron sobre cada uno de mis senos y empezaron a chupar deliciosamente a
la vez que acariciaban mis piernas. F empezó a lamer y chupar los dedos de mi
mano, mientras J lamia mi vientre, los besos en la boca F eran exquisitos y
excitantes, era un delirio de caricias. El primero en tocar y meter sus dedos
en mi vagina fue F.
—¡Está muy mojada!
—Si amor,
se siente muy bien —sin pensarlo le había dicho mi amor a F
Después mi
esposo hizo lo mismo metiendo sus dedos en mi mientras F lamía mi bajo vientre
y de ahí pasaba a mis senos. Metió uno de sus dedos en boca y se lo chupé con
avidez, el primero en empezar a mamarme fue F, sólo hizo a un lado la tanga,
mientras J me besaba nuevamente en la boca, así pasó un buen rato, se quitaron
y abrí los ojos, ya tenía el par de sendas vergas a cada lado de mi cara, las
tomé con mis manos y empecé a mamar la de J luego la de F con la cual me
atragantaba por su tamaño y porque él la empuja hasta el fondo de mi boca, en
un momento dado tenía los dedos de ambos al mismo tiempo dentro de mi vagina,
entraban y salía con fuerza, y yo les jalaba la verga con la misma intensidad.
Me llegó el primer orgasmo,
—¡Aggg!
Siii, así, no paren ¡Ahhh!..¡Ayyy!..¡sigan, sigan!..¡Mmggu! —En cuanto me vine
volví a la tarea de mamárselas, me deleitaba con ese par de vergas, sobre todo
con la de F
—¿Alguno
de Uds. quiere estar dentro de mí?..