viernes, 29 de julio de 2022

Historia 4 "E"...(Cuarta parte)

Salimos del restaurante cerca de las 9:00 pm.

─Te sigo para que me guíes, pero que no sea un motel por favor.

─Si muy bien, sólo no te vayas a perder.

Cuando llegamos me estaciono a un lado de su auto, se apresura a bajar, me abre la portezuela y me da la mano. Rumbo a la entrada del lobby del hotel, por cierto, indicada con un letrero luminoso, me abraza por la cintura a lo cual correspondo de igual manera.

─Eres una malvada, ¿No tenías unos zapatos más bajos? ¿Cuánto mides? ¿Te pintas el cabello?

─Con estos zapatos 1.92 mts. sin zapatos 1.83 mts., lo que pasa es que estos me gustaron por el color. Y no, no me pinto el cabello es mi color natural, ya por la edad jajaja, no me imagino pintándome las raíces de color negro.

Llegamos al mostrador y sin soltarme pide la habitación.

─ ¿Para salir hoy o hasta mañana? ─cuestiona el encargado, quien nos mira con curiosidad, aunque procuro no se note estoy sumamente nerviosa.

─Para salir mañana.

Ya en el elevador le comento que tengo que llegar a casa, que no me puedo quedar hasta el día siguiente, asiente con una sonrisa.

La habitación es amplia y muy confortable, los espacios absorben los sonidos, lo que me parece magnífico.

Apenas dejo mi bolso sobre la cama me toma por la cintura para besarme. Como la primera vez me quito los zapatos para quedar más baja, correspondo a su beso largo y apasionado, le tomo la cara mientras lo beso y el mete sus manos entre mi pantalón y mis nalgas, pero no puede porque está muy ajustado, lo desabotono para dejarlo hacer, y me acaricia suavemente. Después de unos minutos interrumpimos el largo y jugoso beso.

─Por favor, lávate las manos con agua y jabón ─Le digo y él sonríe con paciencia y complicidad.  

─se me olvida que eres médico.

Cuando salgo del baño entra él, aprovecho para quitarme el pantalón, quedo sólo con la blusa y en tanga. Regresa, reanudamos los besos por espacio de varios minutos, me manosea a placer, mis bragas están empapadas, las jala y las mete entre el ano y vagina mientras me besa.

Desabotona mi blusa y la retira, mientras yo abro el broche de su pantalón, cuando éste cae sobo su verga por encima de su ropa interior.

─ ¡Que deliciosa te ves!, no te la quites ─Me dice refiriéndose al top mientras se retira unos pasos para quitar su calzoncillo, su miembro me vuelve a sorprender, ¡tan tieso y grande!, se acerca y me besa, tomo su verga y la acaricio con una mano, mientras con la otra busco sus testículos, me tengo que agachar un poco, gime al contacto de mis manos con sus genitales. Me besa el cuello, lame mis lóbulos y sus manos se dan gusto recorriendo mis nalgas internándose entre mi braga, mi vagina y mi ano.

 

Ya en el estacionamiento del Hotel y mientras me abre la puerta de mi auto me pide que le mande un mensaje cuando llegue a casa, afirmo y nos despedimos con un húmedo beso.

Mientras manejo a casa las imágenes pretéritas arriban como flashazos a mi cabeza. Veo repentinamente mis pies en sus hombros, la imagen conmuta, ahora son sus manos en mis tobillos separando atrevida y enérgicamente mis piernas; su pene acariciando mi cara con toda su longitud; estoy al borde de la cama abriendo las piernas y mostrándole la vagina abierta por mis manos, “ven cómeme mi amor”; su enorme pene me ahoga, casi me hace vomitar mientras él profiere palabras altisonantes que segundo antes le pedí me dijera; montada en él comiéndome por completo su verga; estoy en cuatro con el ano distendido por el enorme miembro;  empinada con la cabeza en el colchón para ofrecerle más abiertas las nalgas; recostada boca abajo sobre sus piernas mientras me azota el trasero. Es un collage de iconografías que me narran la secuencia erótica de lo acontecido, y me mantienen en un estado excitado y desconocido.   

La palabra Puta en el sentido más erótico que yo misma me explico circunda mi mente. Constituye la manifestación de la libertad que cada mujer posee sobre el ejercicio de su propio cuerpo. La existencia de aquellas que solo porque sí, porque quieren y porque les place deciden ser putas al estar en el ejercicio pleno de su libertad.

“Ya en casa mi vida”, envío el mensaje e inmediatamente recibo la respuesta “Que bueno que ya llegaste. Gracias fue delicioso…te quiero”

Pienso en mi esposo, mientras me desnudo para dormir, me excita el hecho, me empiezo a tocar y de manera exorbitante me masturbo con su imagen…quiero que sepa que soy su puta y amada esposa.

 

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