4 día
Su mano recorre mi espalda, estoy
boca abajo, llega a mis nalgas y sus dedos se incrustan entre ellas hasta mi
culo, abro los ojos, pero sigo somnolienta:
- ¿Qué hora es?
-5.30 C, pero hoy quedamos de
estar a las 9, quédate tranquila
-Anda entonces descansa otro rato,
casi acabamos de dormirnos - no responde y sigue acariciando mi trasero,
intento volver a dormir. Sus dedos ya están abriendo mi vagina que contra mi
razón no me obedece y empieza a lubricar; no quiero despertar no obstante es
placentero lo que me está haciendo, toca suavemente mis labios vaginales. No
pongo resistencia, pero tampoco hago nada.
Se encarama en mí y deja caer por
un momento todo su peso sobre mi cuerpo, me quejo y aligera su carga apoyándose
sobre sus brazos, inconscientemente elevo mi cadera y él intenta penetrarme
inmediatamente.
-Espera, espera – reacciono – Así
no, yo te digo de que manera: primero mete la cabeza suavemente hasta sentir
como mi vagina se cierra un poco al final de ella, sobre la corona, y no la
metas más; ahora sácalo despacio, siente como se abren mis labios vaginales
cuando empieza a salir, ahora de nuevo adentro de la misma manera, así mi vida.
- ¡Aaah si así chiquito!, ¡oooh, Hmmmm, sigue
sigue!, así continúa despacio, un poco más, se acomoda delicioso. Ahora
empújala hasta la mitad, pero igual saca la cabeza suave y totalmente, vuelve a
meterla; ¡Oh, Dios mío que rica la tienes! Llévala hasta el fondo, pero sin
sacarla, hasta que sientas que no entra más ¡Aaaaahhhh deliciosa!; ahora hazla
hacia atrás pero casi nada, apenas un trozo y vuélvela a hundirla lentamente,
pero con fuerza ¡Hmmm!, si así, ¿sientes cómo se me contrae y dilata ya?, ya
estoy empapada amor, dame así un rato.
- ¡Ahora sí! cógeme como se te
antoje - Su ritmo aumenta y con él mi excitación, pero me quedo quieta sólo con
la cadera en vilo y resistiendo sus violentos asaltos.
-levanta las nalgas y ponte en
cuatro - me ordena y así lo hago, siento que su verga me taladra por completo
en cada acometida, otra vez mis jugos ya se mezclan con los suyos, después de
un rato se sale y se pone de pie al lado de la cama, me iza tomándome de las
nalgas, me sujeto a su cuello y me sostengo con mis pies sobre el borde del
colchón, su miembro me entra casi vertical y lo siento hasta mi vientre, ahora
soy yo la que me muevo para insertarme en él una y otra vez, mientras me
sostiene de las nalgas. Echo mi cuello hacia atrás cuando siento y escucho sus
estertores. Lo beso con lujuria mordiendo sus labios y él hace lo mismo. Me
levanta con tanta fuerza que hace que mis pies se despeguen de la cama y su
verga casi se salga de mí, sólo para dejarme caer otra vez sobre ella,
encajándose casi de un solo movimiento hasta el fondo, apenas alcanzo a volver
a colocar mis pies en el colchón.
- ¡AAAHH, si así mi cielo, me la
como toda!- nuevamente siento que me escuchan en todos los cuartos. Su cuerpo
se contrae y se arquea, pierde el equilibrio cayendo de espaldas sobre sobre el
colchón, caigo montada sobre él y me presiono a su miembro que deja fluir gran
cantidad de leche; me anega la vagina, mi placer es inconmensurable; él queda
inerte bajo mi cuerpo, lo abrazo y empiezo a sollozar por el placer de la
voluptuosidad del momento recibido.
- ¿Por qué lloras C? - me
pregunta sorprendido
-No hagas caso, cosas de mujeres,
pero ya no me cojas así porque se me va el santo al cielo - sigo abrazada a él
y los sollozos continúan.
-Eres tú quien lleva la batuta C,
eres mi gurú - me dice quedo al oído y sonríe
-Pero recuerda que te dije que era una probadita solamente - su pene sigue dentro de mí, lo siento palpitar al unísono de mi vagina, la viscosidad se adhiere a nuestros bajos vientres. Nos besamos con lascivia, acaricia mis senos y pezones, yo muevo la cadera sobre su ahora laxa verga.
De camino a la planta voy
dormitando en el taxi, me recargo en el hombro de S, pero un enfrenón del
conductor me pone alerta, siento los ojos llorosos. Antes de salir miré mis
ojeras, creo ya van a ser permanentes.
-Hoy si tengo que dormir S, deveras
deveritas, no creo que aguante un día más con este ritmo – lo miro y también se
nota que hace esfuerzos por mantener abiertos los ojos – en cuatro días me has
cogido más que mi esposo en toda nuestra luna de miel, además como nos vamos a
quedar otro día hoy podemos aprovechar la noche para dormir ¿Te parece?, bueno,
aunque no te parezca – me mira disimuladamente y luego voltea hacia el conductor
apenado, pero él ni nos mira, ni creo que nos escuche.
Apenas entramos a la habitación y
yo aviento mis cosas, me quito el pantalón, la blusa, los zapatos, el sostén y
la tanga, él me mira entre azorado y cansado. Me tiro en la cama encima del
edredón, coloco mi cabeza en la almohada; se acomoda a mi lado, también
desnudo, su falo rígido descansa sobre mi pierna, le doy un beso y tomo su
verga en mi mano, el coloca la suya en mis senos.
-Es temprano, apenas son las 6,
déjame dormir un par de horas ¿va?, me despiertas a las 8, pides algo de cenar
a esa hora y después hacemos lo que quieras ¿te parece?, duerme también corazón-
siento la suavidad de su verga, la placidez de la cama y la dulzura del sueño
compartido.
A las 9 pm. S me despierta, una
hora después de lo acordado, lo cual agradezco con el alma, ya está bañado,
rasurado y vestido, se ve fresco. Verdaderamente descanse, me siento vital y
relajada.
-Ya trajeron la cena, a ver si te
gusta lo que ordené y te pedí una botella de vino que sé te gusta, es francés,
espero te agrade.
-Gracias corazón, dame 5 minutos,
me baño en un dos por tres – salgo de bañarme y me visto con una blusa ligera y
un pantaloncillo corto.
- ¿Quieres que salgamos a algún
bar después de cenar?
- Mejor mañana que será nuestro
último día por acá C
Mientras cenamos, platicamos de
los pormenores para la entrega de toda la documentación del día siguiente, la
reunión está programada para las 8 am.
La cena estuvo deliciosa
acompañada con el vino que S tuvo a bien pedir, aunque él toma muy poco, nos
acabamos la botella y pedimos otra, se acaba y marca para pedir una tercera, a
la mitad de ésta ya se ve relajado y hablantín.
-Tienes unas piernas muy bonitas,
¿mañana te puedes poner otro vestido corto? – me dice mientras pone una mano en
una de mis piernas. – En la planta si te he visto, cuando llegas corriendo y te
estacionas en cualquier lugar, aunque no sea el tuyo y cruzas corriendo el
estacionamiento. Me gustan como se ven
tus piernas y se nota cuando traes tanga por la manera que se te mueven las
nalgas al caminar, sobre todo cuando te pones la falda azul cortita.
- ¡Ándale mirón! – río de buena
gana, le sirvo otra copa de vino, me divierte que se haya puesto extrovertido -
¿Y qué más? Cuenta… cuenta.
- La verdad también había
imaginado tus senos, ¿te acuerdas la junta de evaluación de diciembre?, ibas
con una falda verde y una blusa blanca, a pesar del sostén se te llegaban a
notar los pezones erguidos, yo me di cuenta porque el de operaciones volteaba a
mirarte disimuladamente. Se te veían bien sabrosas las tetas, por eso la
primera noche que los tuve para mi no lo podía creer.
-Par de cabrones libidinosos –
río a carcajadas, también ya un poco afectada por el alcohol - ¿y te gustó lo
que encontraste?
-Mucho, me encanta el color de tu
piel, tu suavidad, tus pechos, tus nalgas me vuelven loco, junto con tu culo,
tus piernas me hipnotizan y sobre todo cuando las abres y me muestras. – Me
abro la blusa para que asomen mis tetas y me las acaricio mientras lo miro, doy
un sorbo a mi copa y termino el contenido.
- ¿Te gustan así? - se queda
mirando sin decir nada y quiere tocarlas- No, sigue contándome, ¿Te has
masturbado pensando en mí? - le pido que me alcance mi bolsa, lo hace. Le sirvo
y me sirvo otra copa de vino.
-Si algunas veces. Cuando me
dijeron que iba a venir contigo, en la noche que llegué a casa me empecé a
tocar pensándote, incluso te imaginaba cogiendo con tu esposo en esos momentos
– desabotono mi pantaloncillo, bajo el cierro y deslizo la mano, me empiezo a
tocar mientras lo escucho – ¿te excitaba pensar que me estuviera cogiendo?
-Si, pero más porque imaginaba
tus nalgas como te las había visto pero ya sin ropa y abiertas.
-Si estaba cogiendo a esa hora,
mi esposo me tenía en cuatro patas y me estaba dando por el culo bien rico, es
muy bueno haciéndolo así – me sigo tocando y él ya tiene la mirada turbia por
la excitación, me bajo el short y los calzones hasta los tobillos y sacó de mi
bolso el pequeño dildo que compré en la mañana, abro las piernas, lo voy
metiendo mientras acaricio mis pezones.
- ¡Oh! ¿Ya lo traías?
-No, lo compré en la mañana cuando
fui por la tinta para los códigos de barras, había una sex shop en la plaza. ¿Imaginabas
me ibas a coger en este viaje, te viniste pensándome? – La humedad ya se siente
en mi entrepierna, S baja el cierre de su pantalón sacando su miembro y se empieza
a masturbar mirándome, en un movimiento se lo quita, así como los calzoncillos.
-Sólo lo fantaseaba, pensaba en
como te verías desnuda, que tipo de tangas usabas, como sería tu vello púbico,
si tendrías las aureolas de tus pezones grandes o chicas, y si me vine pensando
que estarías jadeando con la verga de tu esposo adentro.
Miro el movimiento de su mano en
la verga, me gusta ver como se masturba, mi consolador entra y sale de mi
vagina ya a un ritmo más apresurado, escurro aún más.
-La primera noche cuando llegamos
a la habitación me excitó el hecho de estar contigo y cuando saliste del baño
con la toalla tuve una erección, te alcancé a ver cuando te la quitaste y te
metiste a la cama
-Noté tu erección hasta que te
dije que te subieras a la cama y fue cuando me calenté, antes de eso no lo
había pensado, mucho menos que me miraras como dices en la planta, pero me
excita saberlo y mira como me tienes- saco el dildo y me abro la vulva con los
dedos, mi clítoris asoma.
-Que deliciosa la tienes, me
gustan tus labios vaginales pequeños y como te mojas, desde la primera vez que
te la comí y probé tu sabor, me enloqueció. Se ve sabrosa y muy jugosa.
El movimiento de mi mano con el
dildo ya es vertiginoso, el incremento de mi excitación ha sido acelerado al
unísono de mis lloriqueos de placer; unas ligeras gotas asoman en la punta de
su pene y se ve increíblemente apetitoso. El orgasmo me toma como una presa inerme,
mis gemidos son ásperos y disonantes, estiro las piernas y aprieto mi dildo, mi
cuerpo tiembla espasmódicamente, aprieto las nalgas y caigo del borde de la
cama a la alfombra.
Abro los ojos y lo miro con la cara
desencajada, emite sonidos rudos y roncos mientras el semen resbala por entre
sus dedos y llega escurriendo a sus piernas.
Me acerco, lamo sus piernas,
testículos, la cabeza de su pene y sorbo los residuos de su semen
Viernes por la noche 4 día…
exhaustos
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