No tengo ganas de salir de casa, pero le prometí a mi hermana que cenaría con ella. Se siente sola ahora que su par de criaturas ya vagan solos por la vida, su esposo vive en un mundo paralelo, pero esa es otra historia. La parte buena es que ella preparará la cena y compartirá su vino, de uva shiraz que con tanto recelo guarda.
Me pregunto ¿de qué platicaremos?, ¿de
la tía Inés acaso, de cuando se cogió a C y que pensando que yo había abierto
mi bocota casi se hechó de cabeza con su esposo?, ¡no! ya sé le contaré del
cuento que escribí hace algunos ayeres donde ella y yo somos protagonistas de
un trío de antología, me río mientras dejo que el agua de la regadera acaricie
mi espalda.
Cómo siempre me da flojera manejar en la
ciudad, decido irme en el metropolitano y democrático gusano naranja.
Afortunadamente no hay mucha gente y puedo ocupar un asiento fácilmente al lado
va un hombre de mediana edad, va con su teléfono y audífonos por lo que ni
cuenta se da que una mujer de este planeta se sentó a su lado.
Intento leer a Sergio Pitol, pero me
interrumpe la oferta de las 300 mejores cumbias sonideras por sólo 10 pesos,
cuando quiero volver a mi ensimismamiento me llama la atención mi compañero de
asiento que al parecer no respira, guardo mi libro y volteo a verlo disimuladamente.
Sigue en su celular, pero no alcanzo a ver que mira así qué haciendo alarde de
mi flexibilidad de cuello lo arqueo un poco hacia atrás para poder observar.
¡Ohhh! está mirando una página que se llama Xvideos. Ve uno, luego otro y no para,
pero de lo que me percato es sólo busca “esposas jóvenes” “anal jovencitas” “mujer
joven chupando”, hasta donde alcanzo a ver. Me faltan tres estaciones para
Portales, así que le toco el hombro, tarda unos segundos en voltear, con ojos
vidriosos me mira extrañado como si saliera de un coma de años, me pongo sería
y le digo: -Las maduras también tenemos nuestro corazoncito así que ponga ahí en
su buscador “maduras cachondas” por lo menos…me levantó del asiento, llegamos a
Portales.
Hermana saca ese vino que guardas con
tanta devoción que te voy a contar un cuento.
Jajajajajaja que divertida anécdota, jajajajaja ya había escuchado de gente que va en el metro viendo porno, creo que es una moda.
ResponderBorrar