A estas alturas del partido no me encabrona su obsesión por la limpieza y el orden, excepto con sus libros que aparecen por todos los rincones de la casa, con el pretexto que lee varios en diferentes tiempos; ni tampoco que sea un desvelado empedernido, y me repita la frase de Benedetti: “que buen insomnio si me desvelo sobre tu cuerpo”; ni que cada vez le guste menos viajar, la última vez lo lleve casi a rastras con la maleta; ni que se aburra con mis amigos, porque no toman ron, suele decir mientras ríe; ni que se escape de las reuniones, con mi hija a comer helados de pistache; tampoco que sea tan distraído y olvidadizo, que se ponga calcetines diferentes o que no encuentre las llaves de auto.
Pero me emputa, que cuando le digo -¿Te sirvo un café? –me salga con que él se lo hace o cuando le preparo de comer salga con la mamada que él se sirve…me emperra. Sin embargo me mira, se acerca, me abraza, el encabronamiento se va como llegó.
Como de 30
Susana Harp
…
Contigo ya he comprendido a Pablo Neruda
Contigo se aburre pronto la soledad
Contigo ya no me queda ninguna duda
Contigo baño mi cuerpo en felicidad
Contigo pruebo las mieles de lo prohibido
Contigo pruebo lo dulce de la maldad
Contigo he recuperado lo ya perdido
Contigo vivo completa mi libertad